Vía El Universal
TIJUANA, 7 DE MARZO.- Alina tomó la pistola, le apuntó con las dos manos y llorando le pidió que la dejara salir pero no lo hizo. Luis Rodrigo, también policía municipal en Tijuana, caminó hacia ella y la miro con furia. Sabiendo que no tenia oportunidad contra él: le disparó. Un bruma de pólvora nubló su vista pero al desvanecerse seguía de pie, burlándose, como si las balas no le hubieran perforado el cuerpo “mátate, te toca, mátate conmigo, si no, yo me voy a levantar y vas a valer madre”. Alina le disparó en la cabeza.
Según su origen germánico, Alina significa nobleza y Alina Mariel Narciso Tehuaxtle, de 26 años, le hace honor al significado. Fue recluida en la prisión de La Mesa, en Tijuana, por haber asesinado a su pareja Luis Rodrigo Juárez Arellano el 12 de diciembre de 2019, en defensa propia, sostiene.
Ese jueves, en madrugada, agentes de la Policía Municipal acudieron a un llamado de emergencia en el que advertían a un hombre herido de bala. Llegaron al departamento número 3 entre las avenidas Popocatépetl y Ajusco del fraccionamiento Santa Rosa. Hallaron el cuerpo de Luis Rodrigo tirado boca abajo, cerca del baño, sobre su propia sangre, en ese momento paramédicos de Cruz Roja lo declararon sin vida.
Pero antes de ese momento, hubo otros, recuerda Alina desde la prisión en donde continua su proceso. Eran tiempos en los que ella no tuvo oportunidad de defenderse, por ejemplo, la primera noche que pasaron juntos cuando se presentó el primer indicio. No lo reconoció hasta ahora cuando, dentro de la celda, repasa en su memoria el vestigio de violencia que vivió y no pudo advertir.
Ese día durmieron en casa de quienes eran su suegros. Recién habían llegado de trabajar su turno en la corporación, se recostaron y ella durmió. Al despertar el estaba sobre ella y su ropa ya no. Alina se quiso incorporar pero no se lo permitió, la tomó de las muñecas y la forzó a seguir, “me levanté y empecé a tomar mis cosas para irme”, Luis le pidió perdón, le dijo que había pasado mucho tiempo sin estar a solas con una mujer, “le pedí que jamás volviera a comportarse así”.
En una de las fotografías que se compartieron de Alina, ella sonríe. Usa labial rojo, su cabello recogido en una cola. Ojos grandes y negros, se mira feliz. Porta su uniforme con orgullo, impecable, como su historial dentro de la corporación, sin ningún reporte ni falta que enturbie su carrera policial, primero en el área Comercial y luego como activa.
Así la recuerda su madre, Socorro y su hermano Edwin. Para ella, es como si viera a la niña que desde que tuvo noción de la vida siempre le dijo que quería ser maestra, tener hijos y formar una familia, en donde habría espacio para los tres y más. Una grande, le decía. Desde hace casi un año no la mira, las visitas en presión fueron canceladas por la pandemia, pero ella religiosamente espera una vez a la semana a que la llame.
“Si estoy en el trabajo voy a una esquinita, ya sabe, a donde no me escuchen y no haya ruido, desde ahí hablamos y siempre le digo que acá la estamos esperando”, dice Socorro mientras carga un par de fotos de Alina que guarda con ella como si fueran un tesoro, “la historia se repite, pero tal vez por no preocuparme nunca nos dijo nada, aunque nunca le tuve confianza a Luis, nos apartó de ella y Lina (como la llama) dejó de sonreír”.
El 29 de octubre de 2020, la alcaldesa de Tijuana, Karla Ruiz y el ex secretario de Seguridad, Alberto Ayón, inauguraron La Plaza del Policía Área #3, en la colonia Cacho, un espacio para los oficiales de la corporación y que, durante la ceremonia, fue dedicado a dos de los elementos, entre ellos el policía recién fallecido.
“Me honro en ser testigo de esta muestra solidaria por parte de los vecinos de la colonia… a la gran labor que desempeñaron nuestros compañeros Luis Rodrigo Juárez Arellano y Reynaldo Rusell Quiñonez, quienes lamentablemente hoy ya nos acompañan pero seguirán siempre en nuestra memoria”, dijo el ex funcionario.
A Luis Rodrigo lo recuerdan, según las palabras del ex secretario, como un buen elemento, pero de la violencia que ejerció, las amenazas, las agresiones ni del abuso sexual en contra de Alina, de eso nadie nunca dijo nada, solo palabreríos entre los pasillos de las delegaciones y sus mismos compañeras que le pedían lo dejara.
“Uy, claro, es que eran puros pleitos… aquí le gustaba la coca… y pues no sé, ella ahí estaba con él, pero era puro conflicto el muchacho”, dijo una oficial durante una entrevista en la Sección Patrullas en Zona Norte, prefirió no ser identificada, “Para qué, mírela a ella (Alina) cuál apoyo”.
Pero no es sencillo, cuando se es victima de violencia hay un patrón que tiene un origen mas profundo, explica el perito en psicología Jesús Rene Valenzuela de la Mora, quien evaluó el perfil de Alina en un documento entregado al Poder Judicial, “para entender su linaje hay que contar también la historia las mujeres y hombres de su familia… Porque como alguien alguna vez lo dijo infancia es destino”.
Las mujeres en la vida de Alina también sufrieron violencia. Ella misma a lo vivió antes, a los 17, con otra pareja que también la agredió ahí pudo denunciar y, según los peritajes la psicóloga halló secuelas por lo sufrido. Con Luis no fue igual, el tiempo no estuvo de su lado.
Desde que inició el noviazgo hasta el homicidio hubo un periodo de casi un año, pero todo detonó durante los cuatro meses que vivieron juntos, ahí el nivel de violencia y brutalidad se corrió como lo hace la pólvora antes de estallar. Lo terminó, intentó escapar, no oportunidad de hacerlo antes de que Luis perdiera el control de sí mismo.
El proceso de Alina continúa, su abogado defiende su inocencia: fue defensa propia. El Fiscal Central del Estado, Hiram Sánchez Zamora, dijo a la prensa que no hubo evidencia de lesiones pero las fotografías aportadas como prueba dicen lo contrario, la sangre seca en su rostro y las huellas de las manos de Luis en su cuello, lo sustentan.
Su madre y su hermano la esperan en casa, trabajan para pagar su defensa y aún cuando alzan alto su voz, lo hacen a pesar de las amenazas “unos compañeros policías de Luis ya nos mandaron decir, que su liberan a Alina ellos verán qué hacer, son hombres y policías entre ellos se cubren”.