Baja California y sus diputados de adorno

 

Por Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BC A 28 DE ABRIL DE 2021.- Hace una semana la XXIII Legislatura de Baja California le aprobó al gobierno de Jaime Bonilla Valdez vender 17 predios para obtener por ellos 8 mil millones de pesos, el dictamen 176 de la Comisión de Hacienda y Presupuesto fue aprobado por 13 votos a favor, 3 en contra y 1 abstención.

La justificación para la solicitud de deshacerse de esas propiedades es la clásica de los gobiernos emanados de Morena, culpar al antecesor y colocar a los programas sociales como causa para que no se hayan cubierto los abonos a las deudas, es decir, entregar el dinero público a los pobres en vez de cumplir con compromisos y evitar recargos.

En el cuerpo del dictamen se puede leer como el gobierno de Baja California reconoce ser el propietario de 2 mil 341 lotes baldíos dispersos en todo el territorio que según la iniciativa de decreto firmada por el gobernador Jaime Bonilla y su secretario de Gobierno, Amador Rodríguez Lozano, “no se encuentran destinados a un fin específico de interés público”.

Aquí es donde salta la incongruencia: Si tienes tierra dónde sembrar pasto, crear parques y beneficiar al medio ambiente, ¿Para qué quieres expropiar un predio por el que tienes que pagar ¡para crear un parque!? Y también resulta ilógico que los diputados le aprueben deudas al gobierno cuándo tienen de donde obtener dinero.

La aprobación del dictamen 176 durante la sesión ordinaria del 21 de abril quedó opacada porque ese mismo día los diputados le autorizaron al gobernador pedir 3 mil millones de pesos prestados, por los que pagaremos entre casi todos, cinco mil millones.

Por eso, es importante observar a quienes le damos la facultad de decidir por nosotros en el Congreso del Estado o en los cabildos pues, por lo pronto, el voto de cada uno de los que favorecieron a los actuales integrantes de la XXIII Legislatura nos empieza a salir muy caro. ¡Necesitamos legisladores en las curules! Y no, como hasta hoy, borregos del gobernador.

En el proceso electoral en el que estamos inmersos, a los partidos políticos lo único que les interesa es mostrarnos a quienes pretenden encabezar el poder Ejecutivo, cuando la realidad es que nuestra representación la entregamos a los diputados y regidores, si los elegimos bien, no pasa nada si nos equivocamos con el gobernante.

Estamos a 38 días de la fecha en la que podremos decidir a quién le daremos la facultad de representarnos en el Congreso del Estado, el Federal y el Cabildo. Al menos a mí no me ha tocado escuchar a alguno de los que buscan ser representantes, exponer alguna propuesta clara de labor legislativa.

En Baja California hemos padecido por diputados que se han apartado de sus funciones principales pues ni han servido de contrapeso al gobernante en turno, ni han hecho valer el sentir de los ciudadanos a los que representan. Los 50 diputados de las dos últimas legislaturas han justificado su labor en el reparto de despensas y otros apoyos sociales.

Las legislaturas XXII y XXIII son cómplices de todo lo que le reclamamos a los gobernadores Francisco Vega y Jaime Bonilla. En ambas hay borregos y no legisladores. Escudados en la ideología de algún partido y en la mayoría numérica han hecho de las suyas y dejado hacer a los dos mandatarios.

Los diputados panistas resultaron borregos de Francisco Vega de Lamadrid, por eso el gobernador hizo y deshizo a su antojo. Los diputados de Morena resultan los borregos de Jaime Bonilla, por eso hace y deshace a su antojo. Y nosotros ¿dónde quedamos?… Los 50 diputados llegaron al curul producto de procesos electorales en los que el ganador fue la abstención.

Todo esto es para invitarlo a poner atención en a quién le daremos nuestro voto para integrar el Poder Legislativo. Algo está claro, de nada sirve entregarle la mayoría a una fuerza política, pero tampoco de nada sirve entregarle la curul a alguien que promete pavimentaciones, despensas y dinero sin trabajar.

Los diputados están para representarnos y no para ser comparsas del gobernador. Los actuales y sus antecesores solo sirvieron para justificar las decesiones de Vega y Bonilla.