Por Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BC A 5 DE MAYO DE 2021.- La primera frase que acuñó el gobernador del estado durante sus transmisiones diarias a través de redes sociales fue la que reza “En Baja California, todos pagan” y efectivamente, todos estamos pagando, pero por sus arranques de frustración tras el revés judicial que confirmó que solo gobernará por dos años.
El próximo 11 de mayo se cumplirá un año de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó, por unanimidad, que la reforma constitucional presentada por el diputado Víctor Morán la noche del 9 de julio de 2019 ante el pleno de la XXII Legislatura que ampliaba de dos a cinco años el periodo de gobierno de Jaime Bonilla, era inconstitucional.
Tras el fallo de la Corte vinieron sus arrebatos, primero la tomó contra empresarios a los que calificó de ladrones por presuntos adeudos en el servicio del agua, sin más pruebas que las que él mismo género a través de una empresa de nombre Fisamex, en un claro intento por generar división entre clases sociales de Baja California sin reparar en que sus enemigos imaginarios son las mismas personas que crean empleos.
Para fortalecer sus acciones de persecución en contra de quienes consideraba los enemigos perfectos para satisfacer la necesidad de justificar su paso por la administración, utilizó al grupo de serviles diputados de Morena y aliados para promover reformas de ley que tipificaron como delito algún adeudo por concepto de agua.
La pandemia de la Covid-19 fue utilizada para promover su imagen, en un intento desesperado por demostrar que la elección -donde solo dos de cada 10 bajacalifornianos lo hicieron gobernador- fue acertada, para esto, le importó poco la dignidad de las personas a a las que puso a darle las gracias a cambio de alguna despensita que pomposamente llamó “apoyo alimentario”.
Otra de las muestras de frustración llegó cuando intentó modificar la Constitución para que el siguiente gobernador durara en el cargo solo tres años, su propuesta fue tan absurda, que ni siquiera logró que los diputados de Morena la aprobaran. Por cierto, quién defendió la incongruencia, hoy pretende gobernar la ciudad más poblada del país.
La frustración también lo llevó a pelear con quiénes eran sus aliados, así pudimos ver cómo de la noche a la mañana los alcaldes de Tijuana y Tecate pasaron de ser promotores de la llamada Cuarta Transformación a los enemigos públicos número uno, y sobre ambos ediles arrojó sus culpas por no cumplir con una de sus obligaciones como gobernador: garantizar seguridad para los bajacalifornianos.
Estos arranques contra los alcaldes Zulema Adams y Arturo González son los más visibles, pero también los que mayor daño han causado, combinada la población de los municipios de Tecate y Tijuana representan más de la mitad de la población que habita en Baja California, lo que significa que la mayoría de los gobernados pagamos por su frustración.
Para satisfacer su ego y presumir control político en el estado, presentó a los diputados una reforma de Ley que vulnera la autonomía de los ayuntamientos, pero también pulveriza el valor del voto ciudadano, ahora es el gobernador quien tiene la facultad de designar a quién debe ser presidente municipal.
De su reiterado intento por incidir en la elección que está en curso necesitaríamos varias cuartillas para reseñar la forma en la que utilizando tiempo oficial y en su carácter de gobernador de una entidad crítico a todo aquel que sonaba como posible candidato al gobierno de Baja California.
No le importó que se tratará de mujer o algún empresario, Jaime Bonilla frustrado porque solo gobernará dos años, arremetió con todo el peso del Estado en contra de quienes consideró en su momento posibles participantes en el proceso electoral e incluso aprovechó la necesidad pública de información sobre la pandemia para jalar auditorio a sus monólogos diarios difundidos en redes sociales.
En resumen, Jaime Bonilla Valdez desaprovechó el tiempo de hacer un gobierno de transición. Su frustración lo llevó por caminos en los que fueron más las peleas que los acuerdos. Muy caro estamos pagando sus arranques.