En BC, todos pagan II: Bonilla viaja como rico

Por Octavio Fabela

TIJUANA, BC A 12 DE MAYO DE 2021.- Tomar decisiones a capricho trae por consecuencia lógica, problemas. Cuando las decisiones de un gobernador se toman por el capricho de demostrar que él puede los ciudadanos acabamos pagando y perjudicados, ya sea porque no se atienden las prioridades o porque se gasta dinero donde no se debe.

Lo peor es que en Baja California, donde tenemos un gobierno que pregona “primero los pobres”, pero el gobernador se da vida de rico ¡con nuestro dinero!

Para muchas personas es todavía desconocido que el gobernador de Baja California Jaime Bonilla Valdez llega a trabajar a bordo de una nave aérea, que fue adquirida para labores de rescate, se trata de un helicóptero Bell Jet Ranger III modelo 1995 con matrícula XC-PEP, la nave la adquirió la administración de Francisco Vega de Lamadrid en septiembre de 2018 a un costo de un millón 139 mil dólares.

 

 

La nave que debería ser utilizada para labores de vigilancia, pues para eso fue adquirida, ahora sirve de método de traslado para el gobernador que prefirió cambiar su oficina desde un punto bien comunicado como es la Zona del Río hacia la zona este de la ciudad, a donde los ciudadanos tienen que trasladarse a hacer sus trámites luchando con problemas viales que deberían ser resueltos en acciones conjuntas entre el gobierno municipal y la administración de Jaime Bonilla Valdez.

Con independencia de que resulta más caro hacer viajes aéreos que los terrestres, el hecho de que el gobernador de Baja California se traslade todos los días en helicóptero hacia su oficina de trabajo, es una muestra más de lo incongruente que resultó haberse lucido entregando el edificio de la Zona del Río a la Universidad Autónoma de Baja California, la acción muestra que ni siquiera él está dispuesto a soportar los inconvenientes que generan sus propias decisiones.

Esta acción, la de volar sobre Tijuana diariamente, pudiera considerarse también como una manera de mantenerse alejado de lo que realmente sucede entre la población a la que está obligado a servir, pues para eso se le paga: para resolver los problemas comunes, además de que, sin caer en situaciones estrictamente legales, podría considerarse un desvío de recursos pues los costos que genera la aeronave -que se pagan con dinero público- deben servir para la vigilancia y tareas de rescate y no para trasladar al gobernador a su oficina.

El desapego de Jaime Bonilla con lo que sucede entre sus gobernados ya había quedado manifiesto el 18 de enero pasado, cuando personal de la salud se manifestaba frente al Hospital General de Tijuana y el gobernador pasó frente a ellos sin ni siquiera detenerse para recibir su reclamo.

Los ignoró pese a qué unos días atrás, las mismas personas que se manifestaban fueron las que lo atendieron y ayudaron a superar una crisis de salud provocada por el contagio del virus SARS-COV2.

Tijuana es una ciudad en la que diariamente se acumulan muertos por la violencia, donde un día sí y el otro también queda manifiesto que hacen falta herramientas y personal para vigilar las calles, en la que el castigo a quienes cometen delitos es un discurso que se está utilizando para cuestiones electorales, pues la percepción de impunidad es manifiesta, pese a ello, un recurso público comprado para vigilar es utilizado de taxi aéreo del gobernador, que no acepta que su decisión de llevarse las oficinas a una zona de difícil acceso es un error.

Por cierto, ya que estamos hablando de la decisión de llevarse las oficinas de gobierno al Este de la ciudad, será muy difícil que la Universidad Autónoma de Baja California pueda inaugurar las aulas de la Facultad de Ciencias de la Salud en el edificio de la Zona del Río cuando se ponga en marcha el próximo ciclo escolar pues hasta el martes 11 de mayo la única señal de qué ya está ahí es un rótulo con las siglas “UABC”.

Fueron muchas las voces que advirtieron que el cambio de la sede del Gobierno del Estado hacia la zona este sería un error por los problemas de movilidad; las mismas voces que señalaron que la mudanza debería convertirse en una ampliación para qué los ciudadanos elijan el lugar al cual acudir sin que tengan que cruzar toda la ciudad.

Desviar el uso del helicóptero es una muestra más de que ni el propio gobernador está dispuesto a soportar las consecuencias de sus acciones arrebatadas y sin razón.