Por: Sonia de Anda.
Se dice que “La divina comedia” es la obra maestra de la literatura italiana, pero lo cierto es que, en ese poema, el autor dice cómo deberían de ser castigadas las personas después de su muerte, en lo que se cree es el infierno y por ello, relata lo que podría ocurrir en los nueve círculos que lo integran para el castigo de la maldad humana.
De acuerdo a la novela, en el último de los nueve círculos se tortura a los traidores, pues los considera como los peores pecadores, ya que a diferencia de los otros, para traicionar, primero se debe de ganar la confianza y el afecto de la víctima.
Y esta semana hemos visto las traiciones en su máxima expresión entre candidatos y líderes de partidos en el calor de la actual contienda electoral y lo peor, es que hay quienes las aplauden, admiran, vitorean y reconocen, sin darse cuenta que al alentarlas, hablan de su propia falta de integridad que es igual o peor de la que tienen sus líderes.
Las traiciones se vieron desde antes de la campaña y a lo largo de la misma en todos los partidos, pero conforme fue avanzando la contienda, fueron más evidentes, pues llegaron a las cúpulas de poder.
El primero que evidenció su capacidad de traición fue Jorge Ojeda, candidato de Fuerza por México, un sujeto sin integridad, sin moral, sin principios, del que hay sin fin de relatos de sus ex trabajadores que hablan de la forma en la que humilla a quienes están a su servicio y fueron testigos de su conducta.
Ojeda tiene una historia de traición que se demostró con las protestas de sus clientes en uno de los fraccionamientos que ha vendido, después traicionó a la gente que creyó en sus promesas de campaña y hasta engañó a Jorge Hank Rhon con la posibilidad de declinar a su favor, horas antes de hacerlo en favor de Marina del Pilar Avila Olmeda, candidata de Morena.
Ante esto, Hank, el candidato del Partido Encuentro Solidario (PES) no pudo quedarse atrás, necesitaba una declinación a su favor a toda costa, tenía que demostrar que podía poner de rodillas al partido que esta ocasión no lo respaldó y sólo tuvo que tronar los dedos para que el dirigente estatal del PRI, consejeros y representantes de estructuras, le concedieran su deseo.
Este jueves salieron ante medios de comunicación los representantes del PRI en el Estado y retiraron su respaldo a la candidata de la alianza Va por Baja California, Lupita Jones Garay, con la que se habían tomado la foto, aplaudieron y vitorearon.
En su discurso Carlos Jiménez, dirigente estatal del PRI argumentó que ella no cumplió las expectativas, pero que asumía esta posición porque el priismo bajacaliforniano no fue tomado en cuenta por su dirigencia nacional cuando se decidió conformar la alianza con el PAN y PRD para designar a la ex reina de belleza como su candidata.
El dirigente entre aplausos, se dijo muy orgulloso de defender al priismo, mientras Hank entraba al salón con toda la seguridad que le caracterizan para decir que era correcta su decisión, sin reparar que estaba tratando con personas que, en su momento, no tuvieron el valor de negarse a participar en un montaje con el que no estaban de acuerdo.
Resulta increíble ver que hay liderazgos que aplauden estas actitudes sin reconocer que es gente que se mantiene en una posición y acepta una encomienda que no les gusta, porque les falta valor para oponerse y prefieren jugar al “Caballo de Troya” para traicionar la confianza que se depositó en ellos porque les falta integridad.
Y la integridad no es otra cosa más que la fuerza de un individuo para resistirse a aceptar algo con lo que no está de acuerdo y para ello, se necesita dignidad que no permite la realización de un acto de simulación.
Por eso llama la atención ver a candidatos que aceptan con beneplácito la suma de los grandes traidores en sus filas, como lo han hecho Marina y Hank, pues tal parece que la integridad en este tipo de contiendas está sobre valuada y no tienen empacho en dejar que les levanten el brazo este tipo de personajes que usaron recursos públicos de los partidos políticos para manipular el electorado conforme a sus necesidades e intereses y jamás por el bien común.
Basta recordar que los candidatos a diputados y alcaldes de Fuerza por México hicieron reclamos de que no se les entregó el recurso necesario, que era poco, pero que les correspondía, para hacer una campaña modesta.
Tal parece que estás muestras y adhesiones sólo sirven para ocupar los titulares en medios de comunicación porque al final, estas declinaciones son inviables ante los ojos de la ley, pues los candidatos ya están registrados, las boletas están impresas y las palabras de estos personajes sólo se van a traducir en la estrategia que van a emprender el día de la elección para acarrear borregos a las urnas a votar a cambio de una dádiva, pues la sociedad bajacaliforniana no está acostumbrada a llenar las casillas electorales de votantes y contrarrestar las movilizaciones que hacen los partidos políticos.
Bien dijo Dante Alighieri que este tipo de gente tiene merecido el noveno círculo del infierno. Lo bueno, es que quienes somos un poco espirituales sabemos que el infierno aquí empieza y continúa en el más allá, pues tarde o temprano, las traiciones, se pagan con la misma moneda.