Por Adán Mondragón
TIJUANA, BC A 4 DE MAYO DE 2021.- Al gobernador morenista Jaime Bonilla Valdez le quedan menos de seis meses para concluir su gestión -que quiso ampliar a cinco años- de dos años; poco y nada que presumir en su mandato.
El senador con licencia y luego delegado único de Baja California, también con licencia, presumió que acabaría con la corrupción, que la seguridad sería una prioridad para su gobierno, nada de eso ocurrió.
Por el contrario, en los quince meses que van de su administración, Jaime Bonilla acumula señalamientos de corrupción y la inseguridad se palpa.
Solo en este periodo -enero 2020 a marzo 2021- en Baja California hay registro de 3 mil 738 víctimas de homicidio doloso en el estado; 249 por mes, ocho por día.
Pero al mandatario estatal esto no le preocupa, tampoco le interesa, al menos eso es lo que hasta el momento demuestra en los hechos.
Lo de Jaime Bonilla es criticar, denostar, difamar, minimizar a quien o quienes se atreven a señalar las ilegalidades y errores en los que incurre.
Al igual que “Kiko” Vega -exgobernador panista- Jaime Bonilla será recordado por las cifras récord de asesinatos y el poco interés que pusieron para resolver la situación.
Ambos gobernantes rehuyeron a su responsabilidad, con la diferencia que el panista -“Kiko” Vega- culpó a la federación -Peña Nieto- y Jaime Bonilla al gobierno municipal de Tijuana, gobernada por el morenista Arturo González Cruz.
Uno de los principales críticos de los contratos de obra otorgados en la administración panista de “Kiko” Vega a la empresa MAKRO SA de CV, fue el morenista, quien utilizó su medio de comunicación, para fustigar.
Cosa rara es que el propio morenista, haya entregado por adjudicación directa un contrato millonario a la empresa “consentida” en la administración de “Kiko” Vega; lo que no suena lógico, suena metálico, diría el presidente López Obrador.