Por Lourdes Loza Romero
TIJUANA, BC A 11 DE MAYO DE 2021.- Acaba de pasar el 10 de mayo, Día de las Madres en México, fecha que invita a reflexionar sobre la maternidad y las condiciones que persisten en nuestro país para quienes deciden ser madres, maternar, criar a otros.
De entrada, no todas las mujeres tienen el libre derecho de decidir -en caso de quedar embarazadas- de ser madres o no.
En los últimos años se ha visto un debate entre las colectivas feministas y los grupos conservadores, en torno a la interrupción del embarazo. A lo largo de la República Mexicana el aborto es legal, pero bajo ciertas circunstancias.
De acuerdo con un reporte de 2019 de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, desde hace poco más de una década prevalecen siete circunstancias por las cuales la interrupción de la gestación no es penada.
Una de esta -y la principal- es la “ética”, considerada cuando la mujer fue víctima de una violación, circunstancia que se contempla en las 32 entidades federativas.
Aunque también se puede aplicar la Norma Oficial Mexicana 046, con la cual no es necesario presentar una denuncia por violencia sexual para acceder a la interrupción legal del embarazo, lo cierto es que los ministerios públicos de las distintas entidades no tienen las facultades para canalizar a las mujeres a los servicios de salud sin tanto trámite.
Solo en Yucatán se contempla la interrupción si la mujer comprueba que no cuenta con las condiciones económicas para hacerse cargo del producto.
En la Ciudad de México, el aborto es legal, gratuito y seguro desde 2007, sin recurrir a ninguna de las causales que menciona la Conamed en su reporte. En Oaxaca se despenalizó apenas en 2020.
Para quienes deciden ser madres (a voluntad o por obligación), las condiciones para maternar no son las adecuadas, ni les garantizan cumplir con sus metas de desarrollo personal.
Una mujer con hijos puede pasar por distintas dificultades en el mercado laboral, que van desde la discriminación para ciertas posiciones, la desigualdad en los sueldos y sufrir de las llamadas dobles jornadas (llegando a casa, deben dedicarse al cuidado del hogar y la familia).
De acuerdo con estadística emitida por el Inegi, en el año 2018 1 de cada 3 mujeres con hijos nunca se unió, esto es que no se casó ni vivió en concubinato con el padre. En pocas palabras, México es un país de mujeres que maternan “solas” (pero tejiendo sus redes de apoyo) y de muchos padres ausentes.
Otra cuestión que no se debe olvidar, es como el clima de inseguridad merma la tranquilidad de las matriarcas del país. A veces maternar, significa dolor.
Detrás de una persona no localizada, existe una madre que busca; una mujer que se divide entre seguir cuidando a los que están en casa y tomar el pico y la pala para escarbar en lotes baldíos con la esperanza de que los siguientes restos no sean los de su familiar. Ellas quieren a sus seres queridos vivos, de vuelta.
En el camino sufren el estigma, la revictimización y exponen su integridad al “molestar” a integrantes del crimen organizado, responsables de la mayoría de las desapariciones en el país.
Justo ayer, en el Día de las Madres, los grupos de buscadoras de cada entidad se manifestaron en contra de los gobiernos y de distintos organismos, exigiendo que las atiendan con dignidad y que les ayuden a localizar a sus hijos. Mientras el Presidente de la República invitó a la cantante Eugenia León, convirtiendo su tradicional mañanera en un “festival” para las madres.