No son ‘monstruos’, son hijos sanos del patriarcado que cometieron feminicidio

Por Lourdes Loza Romero

TIJUANA, BC A 25 DE MAYO DE 2021.- El Estado de México es una de las entidades que registra altos índices de violencia hacia las mujeres. Y en estas últimas semanas ha acaparado las lentes ya no solo nacionales, sino también internacionales, por un caso que ha estremecido a la nación.

Un hombre de 72 años de edad fue detenido por ser el presunto responsable de la desaparición y asesinato de una joven mujer de nombre Reyna a la que desmembró y posiblemente consumió algunos de sus restos, esto ocurrió en el municipio de Atizapán.

La búsqueda y la terrible localización de Reyna, fue la clave para que se descubriera quien era realmente este señor y quedó al descubierto algo que venía haciendo -según su propia declaración- desde 1994: asesinar a mujeres.

Muchos lo han calificado como “monstruo”, un hombre que a vista de todos era considerado un ciudadano de bien, líder comunitario, que se preocupaba por mejorar su entorno, pero que detrás de la puerta de su casa escondía la verdadera condición de su persona.

Andrés no es un monstruo. Todos estamos de acuerdo que lo que hizo fue horrendo. Destruyó a decenas de familias. Mató a madres de familia, hermanas, hijas, ciudadanas de bien que buscaban salir adelante y ganarle a la vida. Mujeres que confiaron en él, un hijo sano del patriarcado que solo las utilizó para satisfacer lo-que-sea que tuviera hueco.

Tampoco fue un monstruo Juan Carlos que mandó matar a su exesposa Abril, ni Marlón que golpeó brutalmente a Monse, menos Juan que secuestró, abusó y mató a Marbella.

El adjetivo de “monstro” le resta realidad a la problemática, mitifica al agresor, lo convierte casi en un personaje de fantasía, en un país donde se necesitan acciones reales para prevenir que ocurra más violencia contra las mujeres y tratar la que ya sucede.

No son villanos de un cuento de hadas, aunque ellas si merecían ser princesas y tener una vida feliz.

En el caso de Andrés, conocía a las mujeres, se ganaba su confianza y las mataba. Desde el momento de su detención, se han localizado más de 1 mil 500 indicios de restos humanos, entre huesos, cabello y demás que en su momento fueron parte del cuerpo de una persona.

También se encontraron objetos, que se presumen eran pertenencias de sus posibles víctimas, como identificaciones, maquillaje, accesorios y prendas de vestir.

Juan Carlos y Marlón mantenían una relación sentimental con sus víctimas, Juan Carlos -en el momento del asesinato de Abril ya estaban en un proceso de divorcio- era un alto ejecutivo de la empresa Amazon México, Marlón el hijo prodigo de un matrimonio de restauranteros veracruzanos.

Juan, el asesino de Marbella, también un hombre aparentemente productivo que se ganó la confianza de la joven, para poco a poco involucrarse en su vida. Incluso acompañó a la familia en la búsqueda de la joven y en el funeral posterior donde se despidieron de Marbella.

Todos son seres humanos, considerados sanos dentro de la sociedad hasta que empuñan un arma y todas sus carencias para quitarles la vida a las mujeres, que tuvieron la “mala suerte” de conocerlos. No son monstruos, son hijos sanos del patriarcado que cometieron feminicidio.