Por: Adolfo Solís
En la historia universal la pobreza tiene orígenes y causas multifactoriales. Se ha comprobado por la ciencia que la pobreza es un concepto abstracto de difícil comprensión; pues el concepto pobre, es tan amplío y abstracto como el concepto rico.
Nadie puede juzgar cuándo se es verdaderamente pobre o cuándo se es verdaderamente rico; porque este concepto es una deformación transmutativa del diferentes orígenes y causas.
La pobreza puede tener connotaciones y orígenes financieros, políticos, económicos, sociales, culturales y hasta morales; pero todas dependen del sujeto que califica el concepto.
La pobreza tiene un vínculo directo con la región donde nacen, crecen y se desarrollan las personas o bien, con el grado de desarrollo de la persona, de sus satisfactores materiales, de su condición de vida, de su nivel educativo o de su ubicación socio demográfica, inclusive, el concepto con que más se le asocia está vinculado al nivel de ingresos, ya sea de la persona, de su familia o del círculo social donde se desenvuelve. En México, la pobreza depende de su capacidad de consumo o bienes materiales.
La pobreza tiene muchas corrientes, desde la económicas hasta las espirituales. La percepción filosófica de la pobreza puede variar según el intérprete. Incluso, en el tratado de los sacrificios de Maistre, la pobreza tiene un origen teológico; las expresiones “solo Dios sabe por qué soy pobre”, constituyen una justificación interna a las desviaciones del Estado.
Por ello, en el siglo XVII para los analistas de la riqueza de las naciones como Smith, la pobreza tenía su origen en el nacimiento de las personas; “donde nazcas, es tu suerte”, pero para los antisistémicos como Marx en la lucha de clases y sus injustas desigualdades, la pobreza se atribuye a la explotación del hombre.
Cuando analizamos reflexiones como la de Tipke hasta en la religión se justifica la pobreza; con el invento más diabólico de la humanidad denominado infierno, donde van los ricos, clasistas, explotadores y ambicionistas y los pobres van al cielo.
La pobreza puede analizarse hasta desde la perspectiva educativa; creyendo que alguien sin estudios está condenado a ser pobre. Otros creen que la suerte es la causa de la pobreza, con expresiones como: “cuando me gane la lotería, saldré de pobre”.
Estos y muchos otros conceptos pueden encontrarse como justificaciones sobre la existencia de la pobreza, pero lo cierto es que la pobreza es una deformación social; un error de Estado y una injustificada forma de dominio.
La pobreza si se analiza como causa y no como fenómeno puede corregirse. La ciencia financiera ha resuelto metodológicamente por qué algunas personas sin estudios son ricos y otras con altos estudios no; y por qué hay personas que fueron pobres y ahora han acuñado riquezas espectaculares. El análisis radica en entender cómo se ha dividido nuestro sistema.
Analícenos lo que somos y lo que debemos hacer. Pensemos en cuatro grupos en la sociedad. El grupo 1, lo conforman los trabajadores. El grupo 2, los profesionistas. El grupo 3, los empresarios y el grupo 4, los inversionistas.
Hay evidencia sustancial que demuestra eficazmente que a medida que una persona se encajona en un grupo, simplemente es su condición personal y la de su familia (pobre o rico).
Los errores empiezan desde casa cuando nos dicen, estudia para que encuentres un buen “trabajo”. Con esta frase familiar estamos condenados al grupo 1, pero si decimos: quiero poner una estética, manejar un taxi, una pastelería o un despacho, etc, no significa que ya somos empresarios, porque nosotros somos los que trabajaremos en dicho lugar y casualmente, nos volveremos los principales trabajadores de nuestro negocio, lo que nos hace creer que estamos en el grupo dos, pero al ser un trabajador de mi propio negocio me lleva de nuevo al grupo 1.
Si no logra una persona la independencia de su fuerza de trabajo podría estancarse. Por ello a partir de ahora estar en el grupo 1 y 2 nos garantiza recursos limitados, porque todo depende de uno mismo; de lo que pueda trabajar.
Por ejemplo, en el grupo 1 están, v.gr. los albañiles y por más que trabajen pegando y pegando bloques 24 horas, no mejorarían su condición de vida, porque su ingreso está limitado a lo que puedan trabajar. El profesionista del grupo 2 por ejemplo al ser trabajador de su propio negocio solo le da el ingreso que él mismo pueda producir. Si gana dinero depende él, pero si se va del negocio, éste no sobrevive porque dependía solo de su habilidad.
En cambio, los grupos 3 y 4 tienen un elemento distinto de los dos primeros y se trata de la independencia, por ejemplo, los dueños europeos y asiáticos o hasta americanos de las empresas multinacionales, no conocen todas sus empresas.
Piense usted si los inversionistas o dueños de las maquilas que existen en Baja California conocen las plantas. En la mayoría de las ocasiones, ni siquiera conocen físicamente el establecimiento. Eso es lo que se llama independencia si alguien trabaja por mi, y no depende solo de mi fuerza de trabajo, entonces el dinero se auto produce.
El del grupo 3 tiene recursos ilimitados al igual que el inversionista del grupo 4, cuyo único trabajo es pensar en qué divisa, acción, fondo o bono debe invertir para ganar.
Entonces, si el Estado no es capaz de enseñarnos estos conceptos financieros, significa que la sociedad siempre trabajará y trabajará sin mejorar su condición de vida, pues lo único a que puede aspirar es la mejora de su nivel salarial.
Por eso invito a enseñar esos conceptos a los hijos para que sin importar lo que viva en el futuro, sabrá cuál es el elemento que debe aprender para generar riqueza, saber que su fuerza de trabajo no es la forma de producir dinero, ni para elevar su condición de vida, lo que el sistema educativo nos debería enseñar para tenerlo al menos, como una opción.