Ningún bombero debe morir en cumplimiento de sus funciones
Muchos bomberos con pesar recuerdan ese día de junio de 2017, cuando su compañero Adolfo Valderrama de 27 años de edad perdió la vida
Por Lourdes Loza Romero
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 2 DE JULIO DE 2021.- El cuerpo de bomberos Tijuana se cubrió de luto este jueves por el fallecimiento de un elemento en servicio, algo que no sucedía desde hace cuatro años.
Muchos bomberos con pesar recuerdan ese día de junio de 2017, cuando su compañero Adolfo Valderrama de 27 años de edad perdió la vida intentando sofocar un incendio en el área conocida como Aguaje de la Tuna.
Algunos desde entonces tomaron la batuta de mejorar las estrategias de seguridad para ellos mismos con la intención de evitar otra tragedia, mientras otros se dedicaron a acumular poder y sacarle el mayor provecho posible a su estancia en la silla de la Dirección.
Estos últimos tienen el control de la corporación desde abril de 2020 y las fallas en seguridad han ido escalando hasta el día de ayer que cobró la vida de un bombero voluntario, que estaba apenas cursando la Academia.
¿Por qué un joven con poca experiencia subió al techo de un edificio para intentar convencer a un suicida de no atentar contra su vida? Probablemente porque a un Mando se le hizo fácil que el estudiante de Arquitectura participara en ese servicio en un rol relevante, creyendo que nada se podría salir de control.
El joven Omar Martínez García cayó de una altura considerable después de pisar una tragaluz en mal estado, grave lo trasladaron al Hospital General, en donde -a pesar de los esfuerzos de los médicos- perdió la vida.
Ningún bombero debe morir en cumplimiento de sus funciones, el fallecimiento de Martínez sacudió al resto de sus compañeros que podrían perder el temor de alzar la voz porque esto era precisamente lo que querían prevenir, perder a uno más en una circunstancia que se pudo evitar.
Desde abril del 2020 las fallas que se han registrado dentro de la corporación han ido en escalada, cobrando mayor gravedad.
La primera señal de alarma ocurrió cuando un vehículo cayó encima de una unidad, cuando los elementos terminaban sus labores de rescate en un accidente ocurrido en la avenida Internacional.
En esa ocasión falleció la conductora del carro y los bomberos la libraron porque no estaban a bordo de su unidad al momento. Para ellos solo hubo pérdida material, ciertamente nunca se repuso la máquina.
Muchos señalaron que el Supervisor o Jefe de Batallón falló en su coordinación con los policías municipales que resguardaban la escena y que permitieron que se reestableciera el flujo vehicular a pesar de que no habían terminado su trabajo.
Unos meses después, en junio una unidad se incendió mientras sus tripulantes intentaban sofocar otro siniestro en la colonia Nido de las Águilas. En ese entonces la corporación pasaba por una situación crítica ya que varias unidades se encontraban fuera de servicio en plena temporada alta de incendios, agregándole que también trataban de librar la pandemia por COVID-19 con varios elementos en resguardo.
En octubre ocurrió una llamada de atención más severa. La máquina de la Estación 6 volcó en la avenida Internacional, justo en el mismo tramo donde ocurrió el incidente del mes de abril.
Los tripulantes iban camino a la Estación Central para firmar la nómina, transitando a baja velocidad, pero sobre unas llantas en mal estado, a lo que se sumó el factor de una fuga de aguas negras que persiste en la zona.
Los tres bomberos que viajaban en la M-6 resultaron heridos y la unidad se consideró como una pérdida material más.
El exdirector Néstor Alarcón, en su momento, aseguró que era mentira que las llantas estuvieran en mal estado y alegó que la unidad había pasado por mantenimiento unos días antes. A partir de ese momento los elementos comenzaron a filtrar todo tipo de irregularidades y anomalías que los ponían en riesgo, hasta que removieron a Alarcón en diciembre tras admitir las carencias que había en equipo y unidades.
Con el cambio en el Mando principal la tropa tuvo esperanzas de que las cosas mejorarían y le dieron su voto de confianza al capitán Oscar Paez, aunque no estaban completamente conformes con su ascenso.
Recientemente le retiraron este voto porque las cosas no cambiaron, dado a que la Dirección se cerró más que nunca y la corporación se fracturó internamente (con los medios de comunicación también se distanciaron, solo acceden a dar entrevistas a modo y responden a las solicitudes de información de servicios relevantes entre 48 y 72 horas después).
Habrá que ver si la muerte de Martínez marca un precedente importante en la corporación tijuanense, que en estos dos últimos años ha tenido tres directores distintos, un evidentemente abandono por parte de las autoridades y muchas pérdidas.