Bonilla como el Quijote, lucha contra gigantes imaginarios

Por Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 27 DE AGOSTO DE 2021.- Ayer jueves por la mañana nos enteramos que un trabajador de la Comisión Federal de Electricidad que realizaba su trabajo en la colonia Colinas de la Presa, fue asesinado a balazos. La especulación corrió rápido: lo mataron porque le cortó la luz a alguien.
Todavía falta que la autoridad investigue si ese fue el móvil del atentado, lo único que hay certero es de que a una persona la asesinaron en la vía pública, casi al medio día y a la vista de todos.
Como ese hay muchos casos, mil 351 en lo que va de este año solo en la ciudad de Tijuana, la mayoría de los homicidas siguen libres, actuaron con la impunidad que les da un gobierno que, en vez de atender los asuntos verdaderamente importantes, prefiere buscar enemigos entre las sombras y pelear todos los días contra ellos y no contra los verdaderamente malos.
Solo el 1 de noviembre de 2019, día que tomó protesta como gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdés no peleó con alguien. Electo para encabezar la administración durante 730 días, solo le restan 66 para intentar hacer algo que no sea buscar enemigos con quienes sostener confrontaciones verbales, con la intención de que se hable de eso y no de lo que está dejando de hacer su gobierno.
¿A quién, que no sea la empresa Fisamex le benefició la campaña de cobros por conexión a la red del drenaje sanitario? ¿Qué se ha hecho con el dinero que recibió de esa práctica de extorsión institucionalizada? De los recursos jurídicos que ganarán varios de los afectados ¿Fisamex regresará la parte del dinero que ya se embolsó?… no sabemos, pero si nos enteramos de que hay personas, no afines al gobernador que tienen problemas de peso y cuya apariencia al gobernador lo tiene preocupado.
Mientras al gobernador le preocupa mucho lo que hacen los políticos que no son afines a su ideología partidista, o de quienes le molesta su apariencia, los ciudadanos tenemos que vivir prisioneros de la delincuencia, de esas personas que todos los días disparan sus armas o van y le exigen dinero a los pequeños comerciantes, que matan porque saben que la posibilidad de que enfrenten castigo por sus actos es casi nula.
Hoy, y seguramente lo mismo hará en los 66 días que le restan a su minigobierno, Jaime Bonilla Valdés encontrará, igual que el Quijote de la Mancha, molinos de viento con quién enfrentar una fragorosa batalla desigual, y nosotros, los ciudadanos, tendremos que quedarnos como Sancho Panza, en oración para que no nos toque que nos asalten, nos cobren de más en el recibo del agua, nos roben en la casa o no nos toque estar en el lugar equivocado en el momento menos indicado.
Trepado en su rocinante aéreo, Bonilla Valdés seguirá gritando: “Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete” y es que efectivamente, al igual que todos quienes en determinado momento detentan el poder público, conforme va concluyendo el periodo de gobernar, se van quedando solos y el gobernador también empieza a quedarse sin lealtades y complicidades. Por el bien de todos nosotros, es mejor que ya lo acepte.