REFLEXIONES: Hombres dominando a infrahombres. Por eso hagamos pobres e inútiles.

Por Adolfo Solís

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 13 DE SEPTIEMBRE DE 2021.- La teoría de Bob Black, sobre el trabajo, pareciera que es un traje a la medida para los populistas mexicanos con poca educación y con muy pero muy poca ética.

Estos populistas mexicanos por la lectura -si es que leen- a Karl Marx o a su yerno Lafargue, han hecho creer en México que la burguesía es el origen y causa de todos los males y que el trabajo que ofertan, no es más que una desgracia que esclaviza al hombre y que aqueja a la humanidad.

El discurso de la sobre explotación al trabajador y del abuso del rico a éste, es una frase tan constante que ya casi hasta la creemos.

Nada dicen los populistas sobre la fuente de su flaqueza; el dinero. Ni dicen nada que la mejor herramienta del control de masas, es el mismísimo dinero.

El ego del populista es escuchar adulaciones, pero ese ego no es real, sino ficticio, disfrazado de ayudas que en el largo plazo, traerán una debacle en el sistema, pero qué por su edad, no alcanzarán a ver. ¿Será a caso que por eso no les importe?

Dice el populista; “Si queremos parar de sufrir, debemos buscar que el pueblo sea feliz”. Para ello tenemos que hacer que la población se aleje del mal que le aqueja a la humanidad “el trabajo”; pero cómo puede alejarlos el populista del trabajo si existe una necesidad de subsistir; entonces la respuesta es fácil, haciéndolos codependientes.
Hoy sabemos que el dinero público es una herramienta que funciona como droga, tanto para el que lo entrega como para el que lo recibe; es una adicción pura.

El poder del dinero es tan adictivo, que se ha convertido en ludopatía social; jugar al salvador y al dador de esperanza, genera un poder lúdico. Pareciera un juego para el populista señalar con el dedo a dónde debe irse el dinero; todos los que levantan la mano, como si aclamaran al salvador, esperan ser los señalados, mientras aquél decide a quién señalar.

El dinero hoy se toma de las arcas gubernamentales de forma libre, sin reglas y cuestionamientos. El dominante, para lograr que lo goce el dominado, lo dispone a discreción con el ánimo de obtener su gracia.

Como lo dijo Ortega y Gasset, los hombres y los infrahombres tienen marcado su destino, la forma de ejercer el poder según la historia; deriva de la raza, religión, política o las ideas que se ejerzan. Si el dinero genera desigualdades, entonces el hombre usa el dinero como droga para controlar al infrahombre.

No le conviene al populista los aspiracionistas sino los necesitados que se dejan someter .

¿Qué es peor? Robarse el dinero publico o usarlo como si fuera propio para hacer una fábrica de pobres e inútiles. Hoy queda claro que es más grave lo segundo. De hecho; desviar fondos, malversarlos, recibir comisiones por obras y servicios, o bien, simular contratos; se ha quedado corto comparado con la capacidad para usar, disponer, o decidir por una sola persona sobre el destino y uso del dinero. El usarlo como si fuera parte de sus ahorros, dejó chico el trastorno que ya sufríamos con el robo del dinero.

Por ello debemos tener cuidado si es que en verdad este gobierno pretende generar inútiles para someter o pobres para dominar. Cuidado cuando no importan las políticas públicas ni las reglas presupuestales de control del dinero, pues violar las normas que se han confeccionado en las últimas 5 décadas para cuidar el dinero, podría ser el inicio del fin.

El presupuesto para el siguiente año subirá de 6.2 a 7.0 billones, para tener dinero para regalar, para evitar que las personas trabajen y para hacerlas adictas a la codependencia. Si no abrimos los ojos en este momento y ponemos reglas de control del dinero, entonces pronto, si, muy pronto; o seremos pobres, holgazanes o quizá los dos, mientras los hombres del poder simplemente seguirán el juego del hombre – infrahombre en una apuesta por el control y el poder.