Huyó a Tijuana para evitar que su hijo fuera utilizado por criminales

Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 24 DE OCTUBRE DE 2021.- Lorena es una mujer de 36 años que llegó a esta frontera huyendo de una banda criminal, que la amenazó con llevar a su hijo de 13 años como “carne de cañón” a “las barricadas”. Tampoco quiso pagar dos cuotas de 700 pesos al cartel que opera en el poblado de Pinzándaro, una comunidad cercana a Apatzingán, en Michoacán.

“Me vine porque me querían quitar a mi hijo para llevárselo a las barricadas tiene apenas 13 años y vivir en Michoacán es muy feo le piden cosas para todos si quieres poner un puestecito de pollo ahí mismo le piden cuotas”, narra la mujer que prefirió identificarse con un nombre falso por su seguridad.

Su historia a diferencia de otras, dice, es que vino a Tijuana sin la idea de cruzar a Estados Unidos o mantenerse en México. Escapar sin tiempo de planear su futuro ni el de su hijo cuando la vida está en riesgo sólo les permitió dejar atrás su hogar.

“Por semana llega una camioneta de armados y les dice te toca estar al día siguiente y yo les dije no, es que mi hijo no va a ir, está chico y me dijeron que tenía que pagar cuotas de 700 pesos dos veces a la semana, el miércoles y el viernes y que si no tenía dinero tendría que ir yo”, aseguró que pagó dos veces antes de salir del lugar.

Cuando le empezaron a exigir dinero “dije no, yo apenas si tengo para comer para andar pagando, soy madre soltera no tengo casa ni nada, tomé lo poquito que tenía ahorrado y dije pues vámonos, fue una sobrina mía se vino para acá y me dijo vente, ella se vino por lo mismo, ya que también porque a ella la amenazaron”.

Las barricadas son un sistema que utiliza la banda criminal que controla Pinzándaro, consiste en reclutar menores de edad para que estén al frente de los puestos de control en los accesos al poblado “ponen a los más pequeños primero, entonces cuando llegan los contrarios es a los primeros que matan mientras los demás tienen tiempo de escapar y avisar”, explicó.

La vida de Lorena no ha sido sencilla, los últimos 20 años ha cambiado su lugar de residencia continuamente, siempre huyendo de la violencia que azota los pueblos de Michoacán, “anduve buscando por todos lados trabajando y trabajando, yo no tengo nadie quien responda por mí entonces me pongo a llorar en la noche pensando ¿Qué voy a hacer?… ¿Qué voy a hacer aquí?”.

La aventura a Tijuana la hace cargando con sus tres hijos, un niño de 13 años y dos hijas una de 12 y otra de 16, quien ya es madre de su nieta de un año, “si tengo la oportunidad de cruzar para el otro lado pues sí pasaría si no, pues me quedaría a buscar aquí pero también en un lugar seguro porque es una zona muy peligrosa dónde estoy”.

El Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno, tiene registrado que solo el año pasado, 9 mil 700 personas han huido de la violencia en los estados de Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Guerrero, Sinaloa y Michoacán.

Actualmente en Tijuana, los albergues que administran las diferentes asociaciones civiles se encuentran ocupados en un 90 por ciento atendiendo a personas desplazadas por la violencia que se vive principalmente en los estados de Michoacán y Guerrero.