Ya solo faltan diez días

Por Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 20 DE OCTUBRE DE 2021.- Independientemente de la revisión de las finanzas, algo que es natural y necesario que se haga y se aclare, la administración que entrará en funciones el próximo primero de noviembre tiene el reto de lograr, con sus actos, que los ciudadanos volvamos a creer en el gobierno, que sus acciones no estén señaladas por la duda de que ¿y ahora qué se quieren robar?

Durante el tiempo en el que Jaime Bonilla ha estado al frente de la administración estatal ha sido casi imposible suponer que los actos de autoridad se realizan persiguiendo el bien común, casi todos tuvieron el dejo de tratarse de ocurrencias con las que intentó por todos los medios favorecerse o beneficiar a alguien y no a todos como debe ser.

Hoy le quedan escasos diez días para que deje de ser gobernador, con independencia de lo que se le ocurra en la próxima semana, su legado será el intentar expropiar dos áreas verdes para convertirlas ¡en área verde!, cobrar de manera truculenta por el servicio de agua, ceder el edificio del Centro de Gobierno a la universidad, pelear con quienes tenía la obligación de coordinarse, endeudar al Estado, repartir despensas y no informar.

Lograr la credibilidad que perdió el gobierno estatal es el primer gran reto que deberá enfrentar la gobernadora electa Marina del Pilar Ávila que recibirá una administración con poco margen de maniobra en lo económico, pero casi sin la posibilidad de ejercer actos de gobierno sin la desconfianza de que son ocurrencias para beneficio particular de alguien.

La administración de Jaime Bonilla Valdez ha intentado tapar con despensas y dádivas el hueco enorme que abrió para separar al gobierno de los gobernados, su cercanía con la sociedad la hizo a través de redes sociales y en eventos controlados donde la gente le decía lo que quería escuchar.

Transitó hacia un estilo de gobierno similar al de hace varias décadas atrás, solo diferenciado porque ahora tiene la oportunidad de que su demagogia se circule mediante redes sociales, pagó, aunque lo niegue, para que se hablara bien de él y de su obscuro equipo de trabajo y durante todo el año se la pasó en campaña electoral y no cumpliendo con la responsabilidad que le correspondía.

Aunque somos uno de los estados de la República en los que la confianza en las instituciones de gobierno es mínima, los resultados electorales así lo demuestran, aún queda la esperanza de que quienes empezarán a ejercer la administración pública el próximo mes, lo hagan bien, pero eso es sólo una percepción personal, la confianza es algo que se gana y la poquita que le quedaba, la perdió con este gobernador de ocurrencias.

Ojalá y la gobernadora Ávila Olmedo enfrente una oposición real y no solo una de arrebatos para castigar las malas decisiones y acciones equivocadas de Jaime Bonilla, espero que en el Congreso del Estado los diputados serviles al actual mandatario entiendan que hacen mal siendo tapetes y comparsas del Ejecutivo.

Es también de esperarse que los ayuntamientos defiendan a las personas que gobiernan y no a los intereses de unos cuantos, que se coordinen con el Ejecutivo para realizar su trabajo y no pierdan el tiempo en revanchas estériles y batallas que no les corresponden y no responden al interés de quienes vivimos en cada una de las ciudades del estado.

En fin, estamos a diez días de que termine la administración de quien ha sido uno de los más obscuros gobernadores, que, dicho sea de paso, también y para fortuna de todos, es el que fue electo para gobernar menos tiempo.

Ya solo faltan diez días y lo único que se espera es que en esta última semana, no se le ocurra a Jaime Bonilla, terminar con lo único que nos queda: La esperanza. La confianza en el gobierno ya la eliminó.