Columna. Igual que su gobierno, el teatrito le duró poquito

Por Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 3 DE NOVIEMBRE DE 2021.- Lo que tenían qué pasar ya está sucediendo, aunque parece que muy pronto pues apenas la gobernadora María del Pilar lleva 48 horas de ejercicio y ya nos enteramos que a los maestros y al personal de salud Jaime Bonilla Valdez los dejó, como dirían en la Liber, “colgados de la brocha” con los pagos que les prometió y no cumplió.

Todavía suena en el ambiente todo lo que el exgobernador estuvo presumiendo hasta unas horas antes de que la señora Ávila Olmeda rindiera protesta, acto en el que por primera vez notamos que dejó de lado la desfachatez y se abstuvo de ir a donde fue invitado, por protocolo, pero donde nadie quería verlo.

El principal problema que enfrenta la nueva administración es la grave crisis de liquidez según lo expuso, afuera de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana el secretario de Hacienda Marco Moreno Mexia, pero conforme avanzan los días nos enteramos de que todo fue mentira, Bonilla se fue sin pagarle a nadie.

Todavía se puede ver en redes sociales el informe final que presentó Adalberto González Higuera, contador de toda la vida de Jaime Bonilla; la administración la entregarían sana, con dinero para operar y con menos pendientes por saldar, pero en los hechos resulta que no pagaron lo que presumieron ya no se debía.

El problema, podríamos imaginar, es de quienes ahora están en la administración pública, pero resulta que dos de las deudas las tienen con el personal que cuida de nuestra salud y el que atiende la educación de sus hijos que hoy y sin dejar de tener un trasfondo estrictamente sindical, nos afecta a casi todos los ciudadanos de estado.

Afortunadamente ya no tendremos que escuchar al gobernador culpando de su ineficiencia a quienes lo antecedieron o peleando con los que el se imaginaba eran sus enemigos, reales o imaginarios, tampoco tendremos que chutarnos las sesudas deliberaciones de su patiño, exasesor y aviador con Don Patas, Rubén Ovando.

Estamos ahora a la expectativa de lo que hará la secretaria de Honestidad y Función Pública, Rosina del Villar y de confirmar si el fiscal Guillermo Ruíz Hernández van a hacer el trabajo que les corresponde, sobre todo la duda recae sobre este último porque él le debe el puesto a Jaime Bonilla quien en su primer desplante propuso y logró que se reformara la constitución para que el abogado estuviera en condiciones de ser funcionario público.

Son apenas tres días lo que tiene en el encargo la señora Ávila Olmeda, es muy poco tiempo para suponer que está haciendo algo bien o mal, lo que sí generó dudas en su primer día de ejercicio fueron los nombramientos de los encargados de despacho de las comisiones del agua ya que algunos de ellos tienen fama de no ser los más rectos.

En fin, esta semana, por ventura, Jaime Bonilla no es gobernador, un cargo que le duró menos que lo que tarda en salir una flatulencia y que tardó mucho menos que lo que le duró el teatrito de que entregaba buenas cuentas.