Por Gabriela Martínez
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 8 DE NOVIEMBRE DE 2021.- Desde las cuatro de la mañana Jesús espera junto a su carrito de comida en una de las filas en la Garita San Ysidro, donde a partir de este lunes fueron eliminadas las restricciones para viajeros con visa de turista. Aunque esperaba vender lo que no ha podido durante la pandemia, pero el miedo ganó a los residentes y la gente que los vendedores esperaban no llegó.
Desde las primeras horas del día los reportes oficiales de espera para cruzar de Tijuana a Estados Unidos ya estimaban menos de una hora de espera en las filas, cuando apenas la semana pasada eran entre dos y tres horas invertidas para poder ingresar a la Unión Americana.
Decenas de vendedores de comida, café, artesanías y artículos se prepararon para intentar recuperar las ventas que casi sepultan al economía de ese sector, debido a las restricciones en el cruce que solamente permitieron ingresos esenciales durante aproximadamente un año con ocho meses.
Con la apertura para cualquier viajero se estima que cada tan solo en el puerto fronterizo San Ysidro cada semana crucen alrededor de 50 mil vehículos y unas 26 mil personas a través de la línea peatonal, según estadísticas de la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés), muchos de ellos residentes o ciudadanos que viven en territorio mexicano pero que trabajan en suelo estadounidense.
De acuerdo a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, hasta el 2019 de registraban más de 114.2 millones de cruces anualmente, cayendo la cifra hasta 34 millones entre los meses de enero y agosto de 2021, lo que sin duda ha cambiado el rostro de los negocios fronterizos.
Jesús, un joven que no rebasa los 25 años, fue uno de los comerciantes que desde una noche se preparó para atender a las miles de personas que pensó iban a llegar. Empuja su carrito de un lado para otro y ofrece su mercancía a cualquiera de los conductores que se paran para preguntarle dónde está la fila. Algunos ni siquiera se detienen y avanzan hasta las casetas de revisión.
“A la gente le dio miedo”, dice mientras ofrece su mercancía a la gente que está a su alrededor, “pensaron que iba a estar lleno y no se animaron, yo lo que espero es ver si en estos días nos recuperamos”.
Alan es su compañero de trabajo, carga una bandera grande de México que ondea a cualquiera que se le acerca, la ofrece en un par de pesos, ese ha sido su trabajo durante el tiempo de la pandemia por Covid 19. Religiosamente madruga y se planta en la Garita San Ysidro para vender porque tiene una familia que mantener.
“También mucha gente que antes cruzaba a trabajar pues ya no lo hace porque perdieron su trabajo”, trata de explicar por qué a diferencia de otras semanas hoy no hubo la cantidad de trabajo esperado, “ya todos los que antes pasaban tienen trabajos aquí y pues ni modo, ya no creo que sea igual, va a pasar tiempo”.