Por Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 22 DE DICIEMBRE DE 2021.- Durante esta semana la alcaldesa de Tijuana y la gobernadora de Baja California dejaron en claro que eso del abrazo que se dieron en presencia del presidente de la República el sábado 11 de diciembre, fue parte de una puesta en escena que utilizó Andrés Manuel López Obrador para salir del paso y no reconocer que, al menos en Baja California, su partido Morena enfrenta una división que alcanzó a las administraciones que encabeza.
Entre el domingo y martes de esta semana, las imágenes de Montserrat Caballero, alcaldesa de Tijuana y Marina del Pilar Ávila gobernadora de Baja California, dejaron en claro que eso de llevar la fiesta en paz y coordinarse para que los gobernados alcancemos mejores condiciones de vida es sólo un discurso que ya tienen bien estructurado pero que con sus actos nos demuestran que está muy lejos de ser realidad.
El domingo, las llamadas Jornadas con el Corazón por Delante concluyeron por este año en la Zona Este de la ciudad, una región que está convertida en la manzana de la discordia entre las morenistas, sobre todo por la intención de municipalizar esa parte de la ciudad.
Ese domingo la mitad del Cabido acompañó sonriente a la gobernadora y fue notoria la ausencia de la alcaldesa Montserrat.
El lunes en Rosarito, en un acto protocolario del Tribunal Superior de Justicia, de último momento, tosiendo y sin cubrebocas llegó la alcaldesa de Rosarito Araceli Brown y se colocó a la derecha de la gobernadora como para simplemente aparecer en la fotografía y dejar en claro que ella sí está con Marina del Pilar.
Por cierto, la presidenta municipal del Quinto Municipio sale en la foto con un cubrebocas con el logo del gobierno estatal.
El martes por la noche en la instalación del Consejo Estatal de Asuntos Migratorios acudieron activistas, funcionarios estatales y federales, pero brillaron por su ausencia los representantes municipales, en cambio, la alcaldesa presumió en redes sociales que brindó con algunos diputados y el exgobernador Jaime Bonilla, para desearse feliz navidad y próspero año nuevo en la oficina del exmandatario.
En la noche de ayer, la gobernadora puso como ejemplo las acciones realizadas por el ayuntamiento de Mexicali para la atención de la comunidad migrante, también reconoció el esfuerzo de los activistas en Tijuana, pero nunca habló de alguna acción de la administración municipal de esta frontera, pese a que El Chaparral sigue siendo el punto más notable de la crisis humanitaria con las personas en contexto de movilidad.
Ahí estuvo el alcalde de Tecate y la alcaldesa de Mexicali, Montserrat brilló por su ausencia.
Del abrazo fingido a las muestras de evidente distanciamiento entre las señoras, es fácil entender que la coordinación que debe existir entre ellas para que las cosas funcionen está a años luz de distancia y eso es preocupante para nosotros, los gobernados, porque el entendimiento entre ellas es necesario para resolver los principales problemas que enfrentamos, el más sobresaliente, el de la seguridad.
Lamentablemente el distanciamiento entre quienes tienen la responsabilidad de coordinarse está marcado por la figura de quien durante dos años hizo todo lo que estuvo a su alcance para sembrar división y obstaculizar el trabajo de quienes no coincidieron con él.
Entiendo que fue quien apoyó la candidatura de la alcaldesa, pero habría que recordarle a la señora Montserrat que quienes la eligieron fueron los votos de los ciudadanos y es a ellos a los que les debe el puesto.
Coordinarse es algo más que un simple discurso elaborado y repetido hasta el cansancio.
A los ciudadanos de Tijuana de nada nos sirve que las señoras se abracen si en los hechos no muestran disposición para coordinarse y trabajar en causas en común que nos beneficien.
Garantizar seguridad, atender a los migrantes, gestionar inversión, son asuntos que no se resuelven con posturas mediáticas con cara de fuchi, necesitan dejar sus egos a un lado y coordinarse.
Ojalá lo entiendan.