Por: Selene Reynoso
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 29 DE MARZO DE 2022.- Desde hace dos años empecé a cubrir manifestaciones de diferentes colectivas feministas en Tijuana, y ha sido constante la pregunta de quienes solo ven: “¿de qué les sirve manifestarse?”.
Yo también me lo cuestioné hace dos años.
En esas manifestaciones, he conocido casos desgarradores de mujeres que han salido a las calles a protestar para exigir respeto, seguridad y justicia en la ciudad. Claro que desde un inicio empaticé con ellas, pero me preocupaba tanto que la gente se burlara de sus formas de manifestarse, como el rayar monumentos.
Ahora me pregunto ¿de qué han servido las manifestaciones del 8M? y de manera natural se me dibuja una sonrisa.
Recuerdo que en el año 2017 tuve la fortuna de coincidir en Tijuana con una amiga proveniente del País Vasco. A ella le parecía extraño que las mujeres no salieran a manifestarse cada 8 de marzo con la fuerza que ya se veía en otras ciudades de la República y en otros países. Para mí era de lo más normal en esta ciudad fronteriza.
Fue precisamente en ese mismo año que la Colectiva Feminista “Círculo Violeta” realizó su primera marcha en Tijuana por el Día Internacional de la Mujer. Pero no tuvieron mucha difusión y las asistentes fueron muy pocas.
Yo no tenía idea de todo lo que hacían los movimientos feministas en la ciudad, ni de manifestaciones. Es más, en el año 2018 empecé a trabajar como reportera y fue hasta el año 2020 que descubrí que habían grupos de mujeres que luchaban por sus derechos, y salían a las calles a alzar la voz.
La primera manifestación feminista que cubrí fue el 16 de febrero de 2020, era domingo y un grupo de casi 50 mujeres se reunieron en la avenida Revolución de la ciudad. Las exigencias eran las que ya conocemos; a los hombres, no violar, no matar y no ejercer cualquier tipo de violencia contra las mujeres; a las autoridades, investigar y castigar a los agresores.
En ese momento “me cayó el 20” del riesgo que implica ser mujer y luchar por sus derechos. Oscureció y la protesta seguía. Hombres pasaron cerca del contingente y confrontaron a las manifestantes; les gritaban y se acercaban para burlarse. Ellas estaban preparadas con gas pimienta ante cualquier provocación. La verdad sentí miedo pero sabía que si permanecía cerca de ellas no me pasaría nada.
El 8 de marzo de 2020, fue la manifestación donde vi que asistieron cientos de mujeres para marchar en la avenida Paseo de los Héroes en Zona Río. Me llené de felicidad verlas cantar, saltar y gritar. Sentía unas ganas inmensas de llorar cada vez que se abrazaban. Siempre nos habían enseñado a competir y la verdad estaba asombrada de ver tanta unión. Fue el momento en que dije “esto es un avance”.
Han pasado dos años de estar cerca de estas manifestaciones. Es poco tiempo pero son muchas las razones por las que la lucha en la frontera ha avanzado.
Cada vez veo a más mujeres que salen manifestarse.
Cada vez hay más chicas listas para exponer su caso y alertar a otras.
Cada vez les importa menos lo que los hombres piensen de ellas.
Cada vez hay más cobertura en medios de comunicación.
Cada vez hay más fotógrafas y camarógrafas.
Cada vez hay más tendederos de denuncia por acoso sexual en las escuelas.
Cada vez defienden con más fuerza sus espacios para protestar contra el silencio.
Cada vez competimos menos entre nosotras y nos ayudamos.
Cada vez estamos más unidas y nos abrazamos más.