Por: Adán Mondragón
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 29 DE MARZO DE 2022.- Con el ego hecho añicos y luego de protagonizar un sinnúmero de pleitos políticos en la entidad, Jaime Bonilla Valdez no tuvo más remedio que refugiarse en su escaño en el Senado de la República donde seguramente permanecerá hasta 2024.
El primer gobernador de “izquierda” en Baja California, después de cinco meses en la “banca”, quedó exhibido como un farsante de cuerpo entero.
Al concluir sus dos años de gobierno presumió a sus colaboradores que, el presidente López Obrador le daría cobijo en el gabinete federal, nada más alejado de la realidad.
Presumió que asumiría la titularidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que su “amigo” Obrador lo llevaría a la subsecretaría de gobernación, por esto último sus aduladores (Monserrat Caballero, Armando Ayala, entre otros) se atrevieron a felicitarlo.
Sin embargo, nada de esto ocurrió, como era de esperarse, no fue invitado al gabinete federal porque sencillamente no reúne las condiciones para obedecer sin cuestionar al “general” de la 4T.
Se va el pendenciero de Bonilla, que se autodefine como “obradorista” pero deja en Baja California, a sus empleados (exfuncionarios estatales) para “criticar” todo lo que hoy está mal en la administración estatal.
Con el poco capital político que le queda y una imagen maltrecha, por las tropelías que cometió en su gestión Bonilla Valdez buscará dar pelea para el 2024.
Ojalá que la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, no se olvide de investigar y sobre todo sancionar a quienes cometieron excesos en la pasada administración.