Tiro de esquina. No hay segunda oportunidad

Por Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 27 DE ABRIL DE 2022.- Un día cualquiera en el Centro de la ciudad permite observar de golpe la realidad de la ciudad, por un lado están los prestadores de servicios y negocios tratando de recuperarse luego del bache que provocó la pandemia, cada vez hay más comercio ambulante, las calles están en mal estado e invariablemente te toparás con personas en situación de calle.

Hay mucha basura, quien camina percibirá de pronto algún mal olor que emana de las alcantarillas, los conductores es muy probable que tengan algún tipo de altercado con choferes del transporte público y pareciera que no hay autoridad que sea capaz de poner orden. Ni los actuales ni los anteriores. Nadie.

Lo más deprimente es ver a muchas personas en situación de calle, algunos durmiendo en la entrada de los negocios, otros pidiendo cooperación para comprar un poco de alcohol y mitigar la resaca, algunos más con letreros en los que describen alguna situación de urgencia y piden dinero a los transeúntes.

Muchas de las personas que deambulan por las calles del centro de la ciudad están afectados de sus facultades mentales, para ellos no existe algún centro que los atienda, tal vez existan personas para los que resultaría imposible remediar el daño, pero es imposible saber cuántas de las que deambulan están en una situación irreversible.

Las personas en situación de calle no es un asunto que exclusivamente se vea en el centro de la ciudad, podríamos decir que ya están por todos lados, pero sí se vuelve notorio que sólo en las manzanas que ocupan el Centro Histórico haya demasiados. Para esas personas pareciera que no existe una segunda oportunidad.

Así como los homicidios son la expresión más visible y extrema de la violencia que existe en la ciudad, las personas en situación de calle, afectados por el abuso en el consumo del alcohol y otras sustancias son el reflejo de una política pública de atención a las adicciones fallida que no logra alcanzar a quienes más lo necesitan.

Desde una percepción estrictamente personal, el abandono de las personas en situación de calle obedece a que todos ellos no tienen credencial para votar y como no representan ningún voto, pasan desapercibidos para quienes nos gobiernan y nos han gobernado, para ellos no hay programas, esfuerzos, recursos… ¡nada!

La falta de un programa de rehabilitación y recuperación hace de esas personas los hace clientes frecuentes de la Estancia Municipal de Infractores; lugar en el que pasan algunas horas y salen a la calle a hacer lo mismo. Su presencia es la cereza en el pastel del Centro Histórico, zona de la que todos quieren sacar dinero, pero pocos, muy pocos se preocupan por recuperarlo.