Por Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 4 DE MAYO DE 2022.- No hacen falta decretos, iniciativas o debate en el Congreso del Estado para darnos cuenta que vivimos en una ciudad dividida, y no hablo de la municipalización de la Zona Este, hoy habrá que poner atención en la deficiente respuesta de la autoridad para superar el problema de movilidad que a todos nos afecta.
El traslado de un extremo a otro de la ciudad significa invertir, si bien te va, una hora; la Zona del Río, que para movilizarse depende de lo que suceda en la garita Internacional ha sido caótica en las últimas semanas y todavía falta sumar el flujo vehicular que representarán los estudiantes que acudan al CUES.
La ciudad no es la misma que nos presenta el gobierno en el Facebook, ni hay buen ánimo de los vecinos como nos llama la alcaldesa, ni se nota un cambio en la forma de ejercer el dinero público. Las calles continúan obscuras y destrozadas, tenemos que vivir entre la retórica oficial y la realidad que nos golpea la cara una vez que cerramos la aplicación de redes sociales.
Lo peor del caso es que en vez de buscar soluciones prácticas, basadas en la ingeniería y las ciencias exactas, el gobierno municipal prefiere buscar una respuesta política al problema que enfrentamos todos diariamente. Para buscar soluciones además de escuchar a los expertos hay que poner para ejecutar a un especialista, ¡pero no en derecho electoral!
Mientras no se resuelva el problema de la movilidad, estaremos viviendo en una ciudad fragmentada en la que cada delegación en una mini Tijuana, con problemas propios y sin soluciones independientes porque la alcaldesa está más preocupada en preparar la que sería su reelección que en atender los asuntos para los que fue electa.
Lo único que nos une como ciudad son los problemas, calles obscuras y destrozadas, los principales corredores están que dan lástima, las calles son contadas las que están en una condición aceptable, policías que no cuidan y cada vez con menor credibilidad y mientras una alcaldesa haciendo vida social para presumir en sus redes sociales.
¿Sabía que, desde el lunes, cuándo todos necesitábamos conocer su postura tras la actuación criminal de sus policías, la alcaldesa ha mantenido su agenda en secreto y nos enteramos de que trabaja solo por las redes sociales? ¿Será que no tiene argumento para justificar que oficiales torturen a un ciudadano? ¿No encuentra a quine culpar? ¿Le aprendió bien a su amigo Jaime Bonilla de esconderse y justificar transparencia desde el Facebook?
Por cierto, me enteré de buena fuente que los oficiales que fueron grabados mientras torturaban a Jorge, hoy continúan uniformados, portando en el pecho una placa de policía y fajada en la cintura un arma de cargo. Sí, el arma que les dio valor para golpear a un ciudadano y que, entre todos, con nuestros impuestos, pagamos.
Ayer, el Síndico municipal expuso que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana no había entregado la información solicitada para proceder en contra de los elementos que estaban asignados a la patrulla videograbada. En castigo, a los oficiales solamente los bajaron de la unidad oficial y fueron comisionados a un punto fijo.
Llama la atención esta maniobra porque ha sido reiterativa la alcaldesa y sus subordinados en invitar a la población a denunciar, pero cuando tienen que entregar cuentas de elementos exhibidos de una acción criminal, prefieren guardar silencio cómplice y eso no es un gobierno transparente… ¡ni entre ellos!