Por: Octavio Fabela
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 27 DE JULIO DE 2022.- Todas las semanas nos enteramos de al menos tres accidentes en los que se involucran camiones que son utilizados para el transporte del personal, en la mayoría de las veces, los percances suceden por fallas mecánicas de las unidades, la mayoría en el sistema de frenado y las consecuencias tienen al menos una fatalidad.
La división que existe entre el gobierno de la ciudad y el del estado para atender la administración del transporte público ahora está cobrando vidas y a los dos niveles de gobierno también habrá que agregar a los empresarios que son los que contratan los servicios de esos camiones para mover a sus trabajadores.
¿Quién es el responsable de los accidentes?, por lógica podríamos culpar al operador de la unidad, pero al final nos damos cuenta de que el chofer conduce un vehículo que debió haber aprobado la revisión mecánica; que debería circular por caminos en buen estado y que fue contratado por una empresa que debería certificar la calidad del servicio por el que paga.
Los accidentes en el transporte de personal dejan entonces de ser eventos fortuitos para convertirse en resultado lógico de la omisión de por lo menos tres entidades: los gobiernos estatal y municipal además del empresario, la falta de atención de ellos pone en riesgo la vida de los empleados que solo quieren ir al trabajo y regresar a casa.
Mucho bla, bla, bla…
Ayer el delegado federal único, Alejandro Ruiz Uribe, en medio de una conferencia de prensa que parecía un acto de proselitismo en favor de un partido político, reconoció que el problema con los migrantes que son secuestrados y extorsionados en los intentos de cruce ilegal, apenas se tratará en la mesa de seguridad, es decir, es un asunto que la autoridad no ha atendido.
La Fiscalía General del Estado, en su momento se ha declarado incompetente para atender delitos en materia de población, pero tampoco reciben las denuncias en el Ejército o la Guardia Nacional y en la Fiscalía General de la República los tienen esperando ser atendidos hasta que se desesperan y desisten.
El testimonio de un migrante que fue retenido más de 24 horas en la zona cercana a la caseta de cobro de la autopista Tijuana – Tecate además de la presencia de civiles armados que a bordo de cuatrimotos alejan a quienes se acercan a documentar, queda claro que, aunque migrar no es un delito, sí es una aventura riesgosa incluso para la vida de quienes lo intentan.
El migrante que recorrió las cuatro dependencias intentando presentar denuncia formal sin conseguirlo ya abandonó la ciudad, regresó a su tierra y mientras no exista denuncia formal para la autoridad la extorsión en las inmediaciones del muro fronterizo y el secuestro de quienes intentan cruzar simplemente no existe.
