Por: Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 13 DE ABRIL DE 2023.- Lo que ha sucedido en la ciudad en las últimas semanas debe tomarse como un aviso, alerta o señal de que es momento de revisar lo ya hecho y, sobre todo, corregir los errores que han provocado los desastres.
La última señal fue el caso de la gasera Silza, una instalación que según los reglamentos vigentes debería estar en una zona despoblada, alejada de viviendas y otras instalaciones con una presencia importante de personas.
Esa estación, al igual que otras, empezó a operar cuidando las distancias que deben existir por seguridad, pero los administradores de la ciudad permitieron que se crearan núcleos de población a su alrededor o muy cerca de ellas.
Por la noche se reveló que las autopsias de las cuatro víctimas fatales del incidente en la planta de gas murieron por politraumatismo, eso da una idea de lo letal que puede resultar una explosión de gas en las personas.
El caso de la gasera todavía está en proceso de investigación y hasta el momento se desconoce con exactitud que fue que sucedió realmente, y si la compañía seguía de forma estricta los protocolos de seguridad.
El incidente es un llamado de atención para que se remedie el problema, porque muestra que una falta de atención a cualquiera de los estándares de seguridad es fatal; también nos da cuenta de que los accidentes suceden y hay que estar alertas.
Otro caso son los deslaves que surgieron después de las lluvias, hasta el momento hay invasiones que siguen creciendo y que en determinado momento cortarán laderas y se llenarán corrientes naturales de agua.
Los predios invadidos han sido por mucho tiempo botín para aspiraciones políticas y de seguir esa práctica el daño patrimonial a las familias continuará; basta ver cómo se está poblando la ladera a un lado del libramiento Rosas Magallón para darnos cuenta de la dimensión del problema.
Todavía hay tiempo de recuperar un poco el orden urbano, es necesario que la autoridad asuma su responsabilidad y evite las invasiones, así sean predios públicos o privados, de otra manera el problema después de las lluvias continuará y crecerá.
