Por: Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 4 DE MAYO DE 2023.- En las últimas semanas, la noticia sobre el final del Título 42 han llamado la atención porque Tijuana es una de las fronteras mexicanas que más atractiva resulta a las personas que pretenden llegar a los Estados Unidos para solicitar asilo político.
La llegada masiva de todos ellos, en su mayoría familias con niños, provoca crisis humanitaria y quienes administran el municipio de Tijuana, solo hablan de que se podrían habilitar albergues en las unidades deportivas, solo eso.
La llegada masiva de personas que pretenden cruzar la frontera no es algo nuevo; en los últimos años por aquí pasaron, primero los haitianos, después los centroamericanos y, durante la pandemia, los ucranianos y también paisanos mexicanos.
En todos los casos, las razones por las que la gente intenta cambiar de país siguen vigentes: pobreza, violencia, falta de oportunidades y la idea de que en Estados Unidos las cosas serán mejores, para los que migran y para quienes se quedan atrás.
El próximo 11 de mayo, el Titulo 42 concluye. En México cientos, quizá miles de personas están movilizándose para tratar de llegar a la frontera norte del país con la idea de lograr asilo político, se habla de 660 mil y el 40 por ciento buscará Tijuana como destino.
Más allá de albergues, la ciudad parece no estar preparada anímica, económica y materialmente lista para recibirlos y ofrecerles algo más que un lugar donde pasar la noche, la mayoría de ellos llegará sin dinero y también sin documentos para trabajar formalmente.
Entre los gobiernos del estado, federación y municipio existe una lucha política por tratar de sobresalir, de ser quien dice algo primero, pero pocas veces la pelea se da por hacer algo primero, tomar el problema y atenderlo de la mejor manera.
En esta llegada de migrantes, seguramente volverán a ser las organizaciones de la sociedad civil las que encontrarán alguna manera para atender a quienes irán llegando, lo harán pese a que ya fueron incluso tachadas de delincuentes por el gobierno federal.
El fin del Título 42 llega en el peor momento para la administración pública mexicana, que ya está inmersa en la búsqueda de quienes relevarán el próximo año a los que actualmente gobiernan y, en el caso de Tijuana, con una ciudad que todavía no se recupera de los estragos que causaron las lluvias de principio de año.
Los platos rotos los pagarán principalmente los niños que, sin entender bien por qué sus padres decidieron salir de sus comunidades, pasan hambre, frío y sienten miedo, muchos de ellos se quedan sin escuela.
Esas familias están destinadas a vivir de la beneficencia, del buen corazón de las personas de los lugares por los que pasan, porque en México solo podrán emplearse de manera formal si piden asilo y eso significa que los obligan a quedarse donde no quieren estar.
Falta una semana para conocer qué es exactamente lo que sucederá, quienes sí sabrán responder a esta crisis migratoria y quienes utilizarán a la migración como bandera política para tratar de maquillar el trabajo que no hacen realmente.
