Por: Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 11 DE MAYO DE 2023.- ¿Qué es lo que orilla a un muchacho a cometer un delito grave? ¿Su situación familiar? ¿El entorno en el que vive? ¿Una combinación de ambas donde además se agrega que si lo hacen la Ley los beneficia y serán sancionados con penas menores?
Desde hace varios meses, la Policía Municipal reporta detener a menores de edad como presuntos responsables de cometer delitos que van desde el robo con violencia, la distribución de narcóticos al menudeo e incluso el homicidio.
Esos muchachos, quienes seguramente todavía no saben que quieren hacer cuando alcancen la edad adulta, es común enterarnos que viven un ambiente familiar donde uno o varios de sus parientes cercanos realizan alguna actividad ilícita.
La deserción escolar es otro de los factores que influyen para que sean convencidos de que cometer algún tipo de delito es la vía rápida para alcanzar mejoras materiales, la mayoría de las veces dejan primero la escuela y después los convencen de delinquir.
Además de estas causas, también hay algunos que desde pequeños ven en la actividad ilícita una forma de vida atractiva, son fácilmente enganchados por los criminales, porque desde muy pequeños viven en una cultura que idealiza a quienes impunemente violan la Ley.
Los jóvenes saben bien que son pocas, muy pocas las posibilidades de que sean detenidos y presentados ante la justicia en caso de cometer algún delito y no es por su destreza, sucede porque no existe una autoridad que verdaderamente persiga a quienes violan la Ley.
En el remoto caso de que sean detenidos, las personas menores de 18 años no recibirán sentencias superiores a los cinco años de privación de la libertad, ese tiempo regularmente transcurre durante el proceso.
La Ley penal es excesivamente benévola con el indiciado cuando es menor de los 18 años independientemente del tipo de delito que cometió y, de ser encontrados culpables, no existe un programa eficiente de reinserción de la misma forma que pasa con los adultos.
Los jóvenes que son procesados por delitos graves saldrán de prisión siendo adultos, pero sin la posibilidad de integrarse a un estilo de vida distinto al que conocían antes de perder la libertad y es muy probable que vuelvan a involucrarse en actividades ilícitas.
Hay quienes consideran que incrementar las penas, que pasen de cinco a diez años de castigo podría inhibir la participación de los muchachos en delitos graves, pero de nada servirán castigos mayores si las condiciones de vida antes y después de la reclusión no mejoran.
Fin de la vigencia del Título 42
Lo que está sucediendo entre los dos muros que levantó el gobierno de Estados Unidos para proteger su frontera, aunque es inédito en Tijuana, seguramente crecerá en número de personas a partir de la noche de hoy que concluya el Título 42.
De acuerdo con especialistas en la materia, los muros y oficiales armados no detendrán el flujo migratorio, ni en Estados Unidos ni en México, ni en ninguna otra parte del mundo, porque migrar es una condición humana que nació con el inicio de la humanidad.
La única solución es que los países por los que transitan modifiquen sus leyes en materia migratoria y de asilo, porque las normas vigentes, en casi todas las naciones, no responden a la realidad de la migración que ocurre actualmente.