Por: Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 11 DE ENERO DE 2024.- Un anuncio desesperado, con más grietas que un muro viejo es el que hizo la alcaldesa Monserrat Caballero Ramírez sobre el presunto pago de la deuda de la ciudad, porque, principalmente, ella no puede disponer del dinero de todos nosotros.
Apenas 48 horas antes de que la señora Caballero Ramírez organizara un evento para anunciar el rescate financiero de la ciudad, su Oficial Mayor les restregó a los 211 bomberos de confianza que, como decía el personaje de Héctor Suarez: ¡No hay mano, no hay! Para homologar sus salarios.
Al parecer, a la alcaldesa se le está acabando el tiempo para lograr que sea considerada por su partido, Morena, como candidata a la reelección, por eso recurre a artimañas como la de presumir posibles hechos, con pocas probabilidades de que se concreten.
El dinero de la ciudad, así sean producto de ingresos propios, se gasta con la aprobación del Cabildo y mediante una reforma que debe tramitar el Congreso del Estado a la Ley de Egresos; además, el estado de las finanzas también debe ser entregado.
Que el Ayuntamiento tenga en la caja dinero ahorrado es algo que, por Ley, Monserrat Caballero tuvo que informar al Congreso en la comparecencia que tuvo para exponer el presupuesto que ejercerá este año, y en esa ocasión no habló de ahorros que generaran dinero acumulado en bancos o bajo el colchón donde parece guardó 2 mil 500 millones.
Un gobierno que asegura no tener 40 millones de pesos para que todos sus bomberos ganen salarios similares, difícilmente puede contar con fondos suficientes para saldar por adelantado una deuda de 2 mil 500 millones.
Lo que hizo el gobierno de la ciudad fue enviar una carta compromiso a los bancos con los que tiene deuda, anunciando el deseo de pagar por adelantado, eso significa entregar menos intereses por la deuda y faltará ver si se aprueba.
Después de que sea aprobado, deberá quedar claro el origen de ese dinero, después proponer el gasto al Cabildo para que, finalmente, la propuesta sea enviada al Congreso del Estado que es quien puede o no autorizar que se pague.
Desde ayer por la tarde, la maquinaria de comunicación de la alcaldesa presume una mentira: que Tijuana ya está libre de deuda, hasta culpan a partidos políticos de que seamos la ciudad con el mayor compromiso de pago por el partido que gobierna.
Todo apunta a que es una treta político-electorera que ojalá y tuviera un pequeño brillo de posibilidad.
Lo único bueno de todo esto es que ya sabemos que hay dinero para pagar la homologación salarial a los bomberos.
Las buenas intenciones cuando se presumen, como lo hizo la alcaldesa con el pago de la deuda, es un sueño guajiro que difícilmente se volverá realidad y se convirtió en un grito desesperado de ¡pélenme, aquí estoy!