Por: Manuel Ocaño.
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 02 DE FEBRERO DE 2024.- El agente fronterizo Héctor Hernández bajó de su vehículo oficial y se acercó sigiloso a un desagüe transfronterizo del que tomó una bolsa obscura antes de regresar de prisa a su patrulla, arrancar al auto y no parar hasta llegar a su casa en Chula Vista, donde dejó a salvo el bulto que había recogido en los límites con Tijuana.
Hernández todavía regresó a terminar su turno en la frontera, pero al día siguiente salió de su casa para ir a entregar la bolsa que sabía que contenía más de diez kilos de metanfetaminas a cambio de $20,000 dólares en efectivo, solo que el hombre que lo esperaba en realidad no era un narcotraficante, sino un agente antinarcóticos encubierto.
Luego que lo arrestaron, agentes de la DEA y del FBI hallaron en su casa por lo menos $140,000 dólares en efectivo, de los que admitió que $110,000 eran de sobornos por dejar pasar migrantes y drogas.
Hernández, de hecho, había establecido una tarifa de $5,000 dólares por abrir el portal del muro secundario para dejar pasar a traficantes de drogas y de migrantes.
El patrullero accedió a colaborar con las autoridades y a entregar el dinero que obtuvo por sobornos a cambio de declarase culpable para reducir su sentencia y de proporcionar información.
Reveló, por ejemplo, que había llevado a traficantes de drogas y de personas a recorridos por la frontera de San Diego para enseñarles dónde estaban los sistemas de vigilancia fronteriza y por dónde podrían pasar sin ser detectados.
Una corte federal va a sentenciar a Hernández en abril y tiene una pena mínima impositiva de diez años de prisión.