Tiro de esquina. Xilacina en el mismo camino del fentanilo

Por: Octavio Fabela Ballinas.

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 18 DE ABRIL DE 2024.- Hace casi una década, quizás más tiempo, el antropólogo Víctor Clark Alfaro lanzaba una advertencia y es que su estudio de campo mostraba que había una nueva sustancia consumiéndose en Tijuana: el fentanilo.

En aquel tiempo el fentanilo todavía no cobraba ninguna vida, pero advertía el profesor de la Universidad de California en San Diego, que esa novedosa sustancia estaba en proceso de ingreso y que, de no atenderse, sería un problema de salud pública.

Recordé las advertencias de Víctor porque, a nivel nacional, se emitió una “alerta temprana” sobre el uso de la Xilacina, un anestésico utilizado para procedimientos quirúrgicos en el área veterinaria.

Al igual que sucedió con el fentanilo, las autoridades de Baja California, tanto las de salud, como las de seguridad, minimizaron el hecho y aseguraron que, pese a que ya se está comercializando en California, aquí “no pasa nada”.

Recuerdo que cuando los primeros casos de Fentanilo, la autoridad estatal, municipal y federal, primero respondían también “no pasa nada”, frase que cambió a “somos un estado de tránsito” y después empezamos a contar los casos de sobredosis.

Ese ver de lejos los problemas sucedió también cuando comenzaba a circular la metanfetamina convertida en el famoso cristal, en aquellos tiempos, recuerdo que decía la autoridad que lo preocupante era la cocaína y minimizaba, por barata, a la droga sintética.

Ojalá y esa falta de atención a la alerta temprana no se convierta al paso de los años en una preocupación real porque empezará a cobrar vidas. Estamos a tiempo de prevenir una nueva desgracia y esta sería la tercera ocasión.

Por cierto…

El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Leopoldo Tizoc Aguilar Durán, fue muy elocuente para hablar del peligro social que resultaron tres estudiantes de medicina perseguidos por tres sujetos con facha de malandrines.

Todavía no le cae el veinte de que encabeza una institución con un grado de confianza abajo del punto de congelación, pero se le acabó la elocuencia cuando lo cuestionaron sobre las quejas que enfrentan esos tres de sus elementos.