Tiro de esquina. Ojalá no sea llamarada de petate

Por: Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 17 DE OCTUBRE DE 2024.- El ex oficial mayor del gobierno de Monserrat Caballero fue inhabilitado para ejercer cargos públicos un año, eso le impedirá regresar a trabajar al Congreso del Estado donde tiene base sindical.

La Sindicatura lo acusa, porque no le solicitó al director de Servicios Materiales que buscara 607 bienes muebles, incluido un vehículo motor, propiedad del Ayuntamiento que presuntamente fueron robados este mismo año.

La desaparición del vehículo llama la atención, porque el Ayuntamiento debe tener asegurados los autos de su propiedad, de hecho, la póliza debe estar vigente ya que cada año todas las unidades pagan sus derechos al gobierno del estado.

Me consta que, las empresas aseguradoras la hacen cansada para pagarte el bien que por alguna razón pierdes, pero debe existir un reporte ante la Fiscalía del Estado y también el aviso que haces a la empresa de seguros.

Ojalá y esta inhabilitación del funcionario cercano a la alcaldesa Monserrat Caballero sea el inicio de una investigación seria que descubra los presumibles malos manejos que se hicieron del dinero público durante la administración pasada.

Queda aclarar, porqué el remplazo de los tragaluces del Palacio Municipal costaron 34 millones de pesos, cantidad que resulta ofensiva si se compara con los 65 que costó la rehabilitación del puente vehicular El Chaparral.

Especialistas en temas fiscales, refieren que la mejor manera de desviar recursos es mantener el gasto público en la opacidad y critican, por ejemplo: que las promocionadas obras del programa «Bye Bye Baches» en su mayoría no duraron ni cuatro meses.

Por lo pronto, ya sabemos que hay un exfuncionario inhabilitado, pero todavía no queda claro de qué manera repondrá los fondos, si es que hubo mal manejo de ellos, porque el dinero mal utilizado le puede servir para gastar durante el año que dure su imposibilidad de trabajar.

Ojalá que esta decisión de la Sindicatura sea el inicio de un proceso de aclarar las cuentas y no solo una llamarada de petate, que le sirva para presentarse en el arranque de la administración. ¡Ojalá y no sea eso!