Tiro de esquina. Deportados y desplazados
Por: Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 16 DE ENERO DEL 2025.- Cada año, en promedio solo por la puerta de Tijuana, Estados Unidos deporta a 200 mexicanos diariamente, son aproximadamente 45 mil personas, la mayoría de ellos buscan la forma de volver a cruzar la frontera y reunirse con sus familias.
A ese número de personas el gobierno mexicano ni los ve; ni los oye, una vez que ingresan al territorio nacional pasan de ser los héroes que fortalecieron con sus remesas la economía nacional y solo se acuerda de los que lamentablemente terminan en situación de calle.
Por eso resulta hasta sospechoso que el gobierno, en sus tres niveles, pretenda alentar el discurso nacionalista que trae la presidenta de México y digan todos que gastarán dinero para recibir a quienes puedan ser deportados en el gobierno de Donald Trump.
Llama la atención que, en una postura eminentemente política, las autoridades de México se digan muy preocupados y con la disposición de abrir la cartera para recibir a los mexicanos deportados cuando, todos los días llegan a la frontera, desplazados por la violencia.
Las personas que posiblemente repatríe la administración de Donald Trump son mexicanos que, por situaciones diversas, salieron de su lugar de origen, dejaron atrás familia y querer aventurarse en Estados Unidos, las cosas que los hicieron migrar siguen igual o peor.
Dudo que, aunque les ofrezcan vuelo directo en primera clase, esos mexicanos regresarán a sus pueblos de manera voluntaria. Es improbable que, tras probar la vida en Estados Unidos, logren resignarse a volver a enfrentar una sociedad que los expulso, que los obligó a cambiar de aires.
Además del posible incremento en el número de deportados, las condiciones que están expulsando a nuestros paisanos de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Guanajuato, Jalisco y demás estados del sur del país continúan.
Eso significa que, además del flujo del norte hacia el sur seguiremos viendo a la gente llegar desde el sur hasta la frontera, atenderlos hasta hoy ha sido una tarea olvidada por la autoridad y dudo que tengan la voluntad de hacer algo para ayudarlos.
Como ciudadanos nos tocará vivir esta etapa de la migración sin prejuicios, aprovechando la ventaja de la multiculturalidad que acarrea la movilidad y exigiendo que una postura similar la asuman los gobernantes.