Por Gabriela Martínez
TIJUANA, BC A 10 DE JUNIO 2021.- Sí, así de fácil te puede cambiar la vida. Estoy segura que ninguno de los 50 pasajeros que viajaban en el camión esperaba que el final de su salida de esparcimiento terminara en un choque con siete muertos, decenas de heridos –entre ellos quienes perdieron extremidades- y un conductor prófugo.
Aunque todos tuvieron la oportunidad de recibir atención médica de urgencia, la realidad es que menos de la mitad puede garantizar la continuación, pues menos de la mitad cuenta con seguridad social.
Hubo contención de daño porque para lo emergente fueron elementos de bomberos y rescatistas de la Cruz Roja –esa a la que hace no tanto la administración estatal tildó de lucrar con los donativos- quienes trabajaron esa noche por casi 10 horas para salvar y rescatar a los lesionados, incluso, recuperar los cuerpos y algunas extremidades.
Pero ¿Y después? Quién va a responder por quienes quedarán con una incapacidad permanente, quién correrá con los gastos, cómo se va a garantizar el acceso a la salud y su reintegración a quienes todavía les queda un largo trazo.
Han pasado años desde que inició el desmantelamiento de los derechos laborales para los mexicanos, son cada vez menos las garantías que las empresas nos proporcionan, pero más grave aún es que no hay voluntad alguna de las autoridades para obligar a las compañías a cumplir lo que por la ley les corresponde.
Entre las víctimas había jóvenes estudiantes. La vida no se les acaba y el dinero no lo es todo, dice. Pero como hace falta cuando se vive en un sistema que no te garantiza el cumplimiento de derechos tan básicos como el acceso a la salud.
Ojo ahí porque habría que reflexionar si es necesario dejar de romantizar “sé tu propio jefe” y el “emprende” como si fuera la panacea para salir de la pobreza, porque a diferencia de las grandes familias que concentran millonarios capitales, lo anterior no aplica para los que vivimos como parte del proletariado sin un respaldo financiero que nos permita hacer frente a una tragedia que, como a los pasajeros de este camión, aún les queda por resolver.