La segunda libreta: El sistema, aun con sus leyes, nos sigue fallando

Por: Gabriela Martínez

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 13 DE AGOSTO DE 2021.- El de María Fernanda no es el único feminicidio en el estado. Son 174 mujeres las que han sido asesinadas entre enero y junio de 2021, tan solo en Baja California, el estado que según sus propias cifras resultó ser el más letal, el más machista y feminicida.

Pero lejos del prejuicio colectivo, de esos que inician con historias donde una joven salió de noche y bebió. Ingredientes aparentemente suficientes para justificar sus asesinatos, María Fernanda rompe con esos discursos.

No, la de ella es la historia de una joven que siguió cada uno de los pasos de la corte moral y de las instituciones. Aun cumpliendo con cada una de las reglas a ella también la mataron.

El principal sospechoso es su ex pareja, un hombre como cientos que no son capaces de contenerse, con problemas de auto control. Un individuo que como bestia suelta actuó.

Vivió una relación violenta, sí. Pero María Fernanda hizo todo como marca el manual. Terminó la relación, luego lo denunció, pidió medidas de protección y el Ministerio Público respondió, según, con una orden de restricción. También, se excusaron, hubo rondines de la policía para asegurarse que ella estuviera bien.

Aún y con todo a María Fernanda le dispararon hasta en siete ocasiones. Un par de hombres llegaron a su consultorio, subieron a un segundo piso, entraron, la mataron y huyeron.

Es decir, a ella que hizo todo lo que marca nuestro manual institucional, el sistema no la pudo proteger. Entonces ¿Es el sistema el que debe cambiar? ¿Es la violencia desde su mínimo grado la que no se debe tolerar? Cómo van a justificar ahora su muerte, qué hizo la joven dentista para merecerlo.

Pienso en las decenas de mujeres que llegan todos los días a la delegación para advertir que la muerte las persigue, denuncian a sus agresores y, de esa oficina con lo más que pueden salir es con un papelito que ha servido para absolutamente nada, más que para demostrar las deficiencias de un sistema que no protege a las mujeres, porque no puede o no quiere.

Se regresan a sus casas después de denunciar a sus casi futuros feminicidas y le rezan a cualquier santo para que la furia salvaje nunca las alcance.

Quien diga que el machismo no mata, no sabe que no entiende. Quien dice que la violencia es violencia sin género, no sabe que no entiende.

Al abogado mexicalense Cuauhtémoc Castilla lo atacaron a balazos. No, no lo agredieron por algún caso de esos de alto perfil que luego trabaja, relacionados con delitos de casi cualquier tipo. A él, según su propio equipo de colegas, le dispararon por representar a la familia de Genebit Livier, una joven asesinada presuntamente también por su ex novio.

De nuevo, el que diga que el machismo no mata no sabe que no entiende.