De caprichos, berrinches y ambición de poder en la CuatroT

Por Adán Mondragón

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA.- Este primer gobierno de la “CuatroT” en Baja California y Tijuana, quedará en el subconsciente del colectivo como uno de los más pintorescos en la historia reciente de la región.

Por un lado, tenemos a un gobernador “Jaime Bonilla” obsesionado con gobernar la entidad por cinco años, lo cual le negó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) porque en su intento de lograrlo, fraguó un fraude a la Constitución.

También tenemos a una alcaldesa suplente, Karla Ruiz Macfarland, que se emberrincha y deja una sesión de cabildo a medias, porque su inmadurez política le impidió fajarse y recomponer la situación en el asunto de la municipalización del agua.

A Jaime Bonilla le quedan menos de 35 días para dejar la administración estatal que dirigió por dos años; presume que irá a un cargo en el gabinete federal, si bien le va, podría volver al Senado.

Mientras que Karla Ruiz Macfarland, está a menos de 72 horas de concluir su accidentada gestión como alcaldesa suplente del XXIII Ayuntamiento.

A Jaime Bonilla se le recordará primero, por su intento fallido de gobernar Baja California por cinco años; por pretender expropiar, también sin éxito, el Club Campestre Tijuana y al todo parece indicar que tampoco logrará municipalizar los organismos operadores del agua, pues la SCJN está por definir las acciones y controversias constitucionales promovidas.

En un momento de frustración, Karla Ruiz Macfarland ayer en sesión de cabildo, declaró que fracasó como alcaldesa; en mi opinión fue víctima de una pugna que antes protagonizaron Jaime Bonilla y Arturo González Cruz.

De Jaime Bonilla aún se pueden esperar varios disparates, uno de ellos, es que se le ocurrió firmar un decreto para que el Mar de Cortés, ahora sea nombrado “Golfo de California”… Bueno, también busca extender el periodo de Jesús Núñez Camacho, hasta el 30 de agosto del 2024 como comisionado de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario (CESISPE).

Es evidente que Bonilla Valdez quiere seguir al mando en la entidad, aún no entiende que su gestión concluye el 31 de octubre del 2021, su ambición por el poder lo hace torcer la ley para beneficiarse, menos mal que casi en todo le han puesto un alto.