Cuatro amigos sin una pierna ruedan el balón en gira de las “dominadas”

Con discapacidad recorren el país para demostrar sus habilidades con balón de futbol.

Por: Korina Sánchez S.

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 15 DE OCTUBRE DE 2021.- “Chava” dormía en la parte trasera de una camioneta tipo pick up, disfrutaba el aire de la noche que le arrulló para quedarse dormido unos minutos. Cuando despertó estaba mareado y con un dolor intenso en una de sus piernas, producto de un impacto por el accidente automovilístico que tuvo ese día con sus compañeros de trabajo.

Salvador Avendaño Vázquez o Chava es parte del grupo de cuatro amigos que perdieron una extremidad y que recorre varios estados del país para mostrar dominadas con un balón de futbol, además de ganar dinero para subsistir. Recuerda el accidente y cómo de un momento a otro su vida estuvo en peligro.

“Tuve un accidente hace como 10 años, venía de Acapulco para México. Cuando desperté y reaccioné ya había pasado todo: Habíamos chocado”.

La ambulancia le trasladó a Chilpancingo, Guerrero, por parte del seguro social de la empresa en la que laboraba, pero le enviaron después a un hospital del Estado de México, de donde es originario; en ese lapso se perdieron minutos valiosos para salvar su pierna.

“Por mi accidente se me zafó el hueso de la rodilla, mis ligamentos y tendones estaban hecho nudos y no me iban a operar hasta que se desinflamara mi pie, pasaron varios días y me empezó a dar gangrena”.

Hace siete años se unió al club de futbol, Titanes de la Ciudad de México, para practicar el deporte de sus amores con personas que fueron amputadas, tal como a él le sucedió.

“A esto nos dedicamos, a dominar el balón (de futbol) en diferentes estados (de la República)”, dice sonriendo el también seguidor de los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

  • Víctima del cáncer infantil

Jorge perdió la pierna cuando tenía 12 años de edad, a causa del cáncer. La forma de ganar dinero era vender paletas en los cruceros de la Ciudad de México, pero vio que a la gente le molestaba que le ofrecieran productos, así que decidió junto a sus amigos activarse de otra manera: poner el balón en el aire.

“Me habían dicho que me iban a poner un tornillo porque soy desarticulado de cadera, pero le dieron de vida entre cinco y 10 años y que si se corría el hueso era amputación”.

La gira de las dominadas con el balón comenzó porque Jorge Morales Gil, de 24 años de edad quería vivir el sueño del futbol y al mismo tiempo ganar dinero para mantener a Joseph Caleb, su hijo de dos años de edad.

“En la Ciudad de México, desgraciadamente no hay muchas oportunidades para la gente con discapacidad”.

“Aquí en el Norte (Tijuana) llegan personas y te dicen: ‘Oye, no quieres trabajar’. He visto que hay más oportunidades en el Norte que allá en México. La gente se ponía muy déspota”.

Agradece el haber aprendido a vivir con discapacidad y continúa con su pasión hacia el futbol; es seguidor de La Máquina del Cruz Azul y fan del exjugador argentino, César “Chelito” Delgado.

“Desde que me amputaron me siento bien, no es nada extraño, al contrario, lo veo como que muy agradable porque me paso cuando tenía la edad de 12 años, era un niño y tenía la manera de superarlo”.

Foto: Korina Sánchez
  • Se enfrentan a la discriminación laboral

José Miguel Martínez Gómez tiene 32 años de edad. A los 17 años le amputaron una pierna y tuvo que aprender a vivir con discapacidad además de enfrentarse a discriminación laboral.

“Me corrieron del empleo hace dos años, casi cuando inició la pandemia (Covid-19)”, recuerda el originario de Ciudad de México.

Era estudiante de preparatoria y estaba en una fiesta cuando un hombre ingresó al lugar, inició una riña y una bala perdida impactó la parte trasera de una de sus rodillas, provocando después la amputación.

Fue complicado psicológicamente el adaptarse a su cuerpo nuevo y abandonó los estudios, comparte; ahora las opciones laborales son limitadas para él.

“He tenido trabajo de escritorio en las empresas. Me dejan trabajar y yo recibo a cambio la experiencia, entro como ‘archivista y he aumentado”, dice; pero cada vez es más complicado conseguir un empleo formal.

Se unió hace dos años al club Guerreros Aztecas, en el que juegan sólo personas amputadas. Su hija Melanie y María Belén, de nueve y 11 años de edad, respectivamente, le esperan a su regreso a la Ciudad de México.

Foto: Korina Sánchez
  • Rodrigo es víctima del tren

Rodrigo perdió la pierna cuando un tren le alcanzó en Celaya, Guanajuato. Dos meses de su vida “no existieron” para él porque estuvo en coma. El proceso de asimilación de su nueva realidad es lo que costó más.

“Antes viajaba igual mucho, pero en motocross, ¡Me encantan las motos! Yo sigo subiéndome a las motos, no se me quita la adrenalina y fue lo que sucedió cuando perdí la pierna”.

“Pasé un tiempo de aprender a quererme porque es un proceso fuerte, verte un día en el espejo y al siguiente ya no ver una parte tuya… empezarte a querer es una parte que sí cuesta. Mi proceso tardó ocho meses”, recuerda el joven de   33 años de edad.

Un día le regalaron un tríptico con información de Guerreros Aztecas, el equipo de futbol que reúne a personas amputadas y vio cómo ser productivo y una inspiración para su hijo Oliver, de siete años de edad.

“Hacer cosas que no hacia ni cuando estaba completo, cuando sí podía. Esto me llamó la atención, hice amigos. Ahora viajo y sigo jugando futbol”.

Hace nueve días llegaron a Tijuana y se irán el 27 de octubre de los semáforos de la ciudad, en los que pasan seis horas diarias mostrando las dominadas.