Por: Manuel Ocaño
SAN DIEGO, CALIFORNIA A 27 DE ENERO DE 2022.- Un par de infantes de marina, padre e hijo, dirigieron una banda que conspiró para distribuir drogas en Estados Unidos y llevar de contrabando armas de fuego de grado militar al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a México.
Entre otro armamento, llevaron a México armas rotativas que hacen hasta seis mil disparos por minuto y miles de municiones calibre 50 milímetros.
Son seis integrantes de la banda y enfrentan 23 cargos de conspiración para violar las leyes federales de armas para operativos del CJNG en México.
La banda dirigida desde California aportó “potencia de fuego de grado militar a una organización narcotraficante que comete actos de violencia atroces en México” identificada como el CJNG o “cartel de El Mencho”, dijo la fiscal federal en Los Ángeles, Tracy Wilkison.
Para reunir fondos para comprar las armas, “inundaron Estados Unidos con narcóticos”, agregó la Fiscal.
La banda fue desmantelada con un operativo conjunto que las autoridades federales.
La llamaron Operación “Semper Infidelis”, o siempre infiel en latín. El nombre fue porque los marines se comprometen con el lema “Semper Fidelis” a estar siempre dispuestos a sacrificarse por su país y por sus compañeros de armas.
Tan solo en unos días de investigación las autoridades incautaron fusiles de asalto, más de 250 mil rondas de municiones para ese tipo de armas, equipo para ensamblar diversas “mini-armas”.
Pero las autoridades destacaron que también encontraron “ametralladoras rotativas de seis cañones capaces de disparar hasta seis mil rondas por minuto”.
También más de 100 mil municiones calibre 223 y aproximadamente 10 mil municiones de munición calibre 50 milímetros tipo trazadoras, de las que se incendian.
Los ex marines Marco Antonio Santillán Valencia de 51 años, y su hijo, Marco Santillán de 29 años, conseguían las armas fuera de California, pues en este estado todo ese armamento de uso militar está prohibido a la venta.
Adquirían las armas y las reunían en Nevada, de donde las trasladaban al sur de California y luego las llevaron a México.
Santillán padre fue identificado como el jefe de la organización en Los Ángeles, su hijo dirigía operaciones fuera de California desde Nevada aunque fue detenido en el estado de Oregon.
Las autoridades lograron arrestar a cuatro de seis acusados de conspiración, incluidos los Santillán.
De todos los mencionados en cargos que formuló a puerta cerrada un gran jurado federal, solo hay dos prófugos y de acuerdo con la coalición de agencias del orden, uno de ellos, Rafael Magallón Castillo, de 34 años huyó a México.
Los acusados enfrentan 23 cargos, incluidos los de asociación delictuosa y varias por conspiración, que conllevan penas de unos 20 años de prisión cada uno.
“Los acusados en este caso sacaron de contrabando armas sofisticadas de Estados Unidos para uno de los cárteles más violentos de México, cuyos miembros tienen como objetivo no solo los grupos rivales, sino también a ciudadanos mexicanos inocentes y a las fuerzas del orden público mexicanas”, dijo Kristi Johnson, subdirectora de campo de la Oficina de Investigaciones Federales (FBI) en Los Ángeles.
Dijo que desmantelar esa célula fue “un golpe al tráfico de armas de fuego con las que se finca ese cartel para operaciones violentas”.
La banda fue descubierta luego de que Marco Antonio Santillán Valencia publicó en su cuenta de Facebook que se hacían buenos negocios con el CJNG y subió fotos en los que mostraba fajos de billetes.