Tiro de Esquina. Impunidad cómplice

Por Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 26 DE ENERO DE 2022.- Ayer nos unimos periodistas de todo el país para exigirle al Estado mexicano que los crímenes de los colegas José Luis Gamboa, Margarito Martínez y Lourdes Maldonado no queden en la misma impunidad en la que quedan la inmensa mayoría de los asesinatos en México.

En el caso de los dos periodistas asesinados en Tijuana, Lourdes y Margarito, queda claro que quienes los privaron de la vida lo hicieron con plena conciencia de que es casi imposible que sean presentados ante la justicia para que respondan por sus actos. Lo peor es que ya ensuciaron las pesquisas con politiquería inútil.

Lamentablemente, la Fiscalía ha hecho lo único que nos ha demostrado que sabe hacer: contar balas, determinar el calibre de las utilizadas para asesinar a los colegas y navegar cubriéndose con la secrecía de las investigaciones, que por lo regular, son tan sigilosas que ni ruido hacen porque nunca avanzan.

La sangre de Lourdes y Margarito está revuelta con la de las otras 110 personas que han asesinado solo este mes en Tijuana, de todas esas vidas arrebatadas solo sabemos dónde encontraron los restos, cómo los asesinaron, pero no quién los mató y por qué y mucho menos quién pagó u ordenó que fueran liquidados.

Con los colegas no cabe la trillada explicación de que sus vidas fueron apagadas por rencillas entre grupos criminales, tampoco pueden decirnos que Lourdes y Margarito no tenían un modo honesto de vivir, sus explicaciones fáciles, esas que se sacan de la manga para justificar su falta de resultados, aquí, no caben.

Lo único que sí nos queda claro es que las instituciones responsables de garantizar la seguridad de todos fallaron y en especial las que debieron atender el llamado de auxilio de dos periodistas que sentían que su vida estaba en peligro.

La postura acartonada de la gobernadora Marina del Pilar Ávila, que necesitó que su equipo de redactores le escribiera un discurso para dar la cara no presagia nada bueno, lo mismo que la alcaldesa Montserrat Caballero que, fiel a su costumbre, salió a repartir culpas y negar responsabilidades.

Hoy, varios periodistas tienen temor de salir a la calle a trabajar, el mismo temor que el 70 por ciento de los ciudadanos de Tijuana, y no es porque nos amenacen de forma directa o porque nuestro trabajo nos ponga en peligro, es porque la maldita impunidad con la que matan en Tijuana les da la libertad a los sicarios de actuar, de matar y después de cegar una vida ir tranquilos a comer tacos o beber cerveza.

A Margarito lo mató un arma que ya había cegado cinco vidas anteriormente y sigue en manos de asesinos que la utilizan con la confianza que les da la impunidad, con la conciencia que la pueden seguir utilizando sin preocupación de que quien jale el gatillo será castigado, lo mismo el que asesinó a Lourdes, las posibilidades de seguir paseando la muerte por la calle son en este momento, absolutas.
En Tijuana, la impunidad es la razón por la que se cometen crímenes todos los días, en cualquier lugar, frente a cualquiera, sin pudor, ya no les importa que los vean matando gente y los identifiquen, total, si los ven y los reconocen la ineficiencia de los responsables de llevarlos ante la justicia, terminará por favorecerlos.

Lamentablemente, ser ineficiente para perseguir los delitos no está tipificado como conducta delictiva y amparados en derechos laborales aunque no dan resultados, seguirán cobrando lo mismo que si realmente hicieran bien las cosas. ¡Maldita impunidad cómplice!