Tiro de esquina. Impunidad: ineficiencia o complicidad

Por Octavio Fabela Ballinas

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA A 19 DE ENERO DE 2022.- El arma que utilizó el criminal que le quitó la vida al colega Margarito Martínez Esquivel está involucrada en al menos otros cinco atentados, suena fácil pero con ella intentaron o le quitaron la vida a cinco personas y todavía podrá ser utilizada por algún sicario porque no fue encontrada, sigue en la mano de un asesino.

De ese tamaño es la impunidad con la que pueden matar personas en esta ciudad, sabemos siempre cuántos balazos le arrebataron la vida a alguien, incluso podemos llevar la estadística de los homicidios, pero pocas, muy pocas veces sabemos que el criminal que asesinó a alguien está rindiendo cuentas ante la justicia.

Para justificar la violencia que existe en las calles de Tijuana y de todo Baja California, la autoridad nos explica que nueve de cada diez asesinatos tienen relación con el mercado de droga al menudeo, bueno, ya sabemos el por qué y también el dónde y a qué hora suceden los crímenes, pero no nos dicen el quién los comete.

Esa última pregunta que se queda en el aire es la causa de que todos los días se cometan los asesinatos, algunos, como el del colega Margarito, en el colmo de la desfachatez, utilizando la misma arma que ya se había accionado en cinco ocasiones anteriores y lo peor del caso es que podría volverse a utilizar.

Esta impunidad solo se puede explicar de dos formas, o las personas a las que les pagamos con los impuestos para resolver los casos son incapaces de hacer bien el trabajo por el que cobran, o no hacen bien su trabajo porque están coludidas con quienes están asesinando a las personas.

En el atentado que le quitó la vida a Margarito se conjugaron todas las malas acciones de los responsables de procurar seguridad a los ciudadanos, el agente aduanal que dejó en su momento ingresar el arma homicida, el responsable de haber detenido desde hace dos años al sicario que ya había utilizado el arma y quitar de circulación ese artefacto y la casi nula presencia policiaca en la zona en la que vivía el colega.

Todos ellos ¿hicieron mal las cosas porque no son capaces de hacerlas bien o porque están coludidos para no cumplir con su deber? ¡Vaya usted a saber! El caso es que solo en lo que va de este año 83 familias en Tijuana están incompletas porque a alguno de sus miembros lo asesinaron y la cifra, lamentablemente, seguirá creciendo.

Cambiando de tema, a partir de hoy la gobernadora Marina del Pilar Ávila ya no tendrá pretextos para garantizar seguridad y procuración de justicia, con la elección de Ricardo Iván Carpio Sánchez, como Fiscal General del Estado ya las instituciones responsables de los dos asuntos, tienen al frente a alguien propuesto por ella.

De entrada, estaría bien conocer cuantas investigaciones en curso recibe el señor Carpio, y como todo en la vida, fijar plazos para concluirlas, también sería interesante que nos informe, él o quién le entrega, cuántas sentencias condenatorias lograron, y ya de paso ¿Qué plazo se dan para resolver los crímenes que sucedieron en este arranque de año?

Entiendo que es imposible que una institución le quite a una persona el deseo de asesinar a alguien, pero sí puede evitar que exista, como hoy lo hay, una sensación de impunidad que lo encamina a decidirse a hacerlo. Espero y el señor Carpio no haga lo que sus antecesores, escudarse en la secrecía de las indagatorias para actuar en la obscuridad.

¡Descansa en paz Margarito!, ¡Pendientazos!