Por: Octavio Fabela Ballinas
TIJUANA, BAJA CLAIFORNIA, A 20 DE ABRIL DE 2023.- En los últimos días la desaparición de los tres jóvenes en la zona de bares en Mexicali ha tenido una amplia cobertura, pareciera que el problema de la desaparición forzada es la novedad, pero en realidad es un problema añejo que ningún gobierno ha logrado erradicar con éxito o cuando menos reducir a un nivel aceptable socialmente.
Lo mismo sucede con los homicidios, cada vez se cometen en los lugares menos imaginables y de ellos muy pocos, comparado con el número de víctimas, se castigan; necesitan ser casos excesivamente mediáticos para que se tenga una acción en tiempo aceptable de las autoridades deteniendo y castigando a los responsables.
En tanto, la movilidad en Tijuana continúa siendo un problema serio no solamente para los automovilistas, también caminar en la Zona Centro y otros lugares de alto flujo de personas se vuelve una aventura y la autoridad en vez de poner orden se dedica mejor a limpiar banquetas para justificar la estadía en esos lugares de los vendedores ambulantes.
La respuesta de las autoridades estatal, municipal y el Congreso del Estado para estos problemas que reducen la calidad de vida de los ciudadanos son tibias, más de impacto mediático y no de una solución y, en vez de ofrecer propuestas para resolver los problemas, se dedican a hacer declaraciones que demuestran que para ellas, es más importante decir algo que hacer algo.
La desaparición de los tres jóvenes en Mexicali provocó que se anuncien reformas que presuntamente harán que acudir a beber un trago en algún establecimiento sea una actividad segura; dejarán en manos de los comerciantes la responsabilidad de la seguridad que debe garantizar el gobierno en todos sus niveles.
En este caso lo único que se ha observado de las autoridades son declaraciones, exceso de ellas y muy poca información, al grado de que la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero ya decidió que su discurso, luego de la creciente violencia en las últimas semanas, lo vincula a la situación de estos tres muchachos que lamentablemente no han regresado a casa.
El gobierno estatal está más preocupado por los tres jóvenes desaparecidos que tienen la atención mediática, que por los cientos de personas víctimas de desaparición forzada en todos los municipios, cuyas familias viven con la incertidumbre porque no saben si todavía están a tiempo de encontrarlos vivos.
Tijuana, por ser el municipio con mayor densidad de población es también la ciudad en donde más personas desaparecen y la respuesta de la autoridad no alcanza ni la mitad que le pone al caso de los tres jóvenes mexicalenses; indigna a las víctimas la respuesta municipal que desnudó una verdad: la alcaldesa de Tijuana no sabe lo que sucede en la ciudad que gobierna.
Este asunto ha mostrado una fotografía de la actuación de las autoridades: necesitan ser casos con excesiva atención mediática provocada por los afectados para que la autoridad dirija la atención, o por lo menos diga que está haciendo algo por resolver, aunque los avances tienen la capacidad de desesperar al más ecuánime.
