Por: Octavio Fabela Ballinas.
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA, A 09 DE MAYO DE 2024.- El caso de los tres turistas extranjeros que murieron asesinados frente al mar en Ensenada mostró la verdadera cara del gobierno del estado en materia de seguridad, exceso de protagonismo de la gobernadora Marina del Pilar Ávila, pero muy pobres resultados.
Para nadie es un secreto que la Fiscalía General del Estado tiene la exigencia legal de investigar los delitos, perseguir para detener a los responsables y presentarlos ante la justicia para que respondan, conforme a la Ley, por sus actos.
En un estado en el que se han cometido casi 800 homicidios en lo que va de este año, resulta hasta ofensivo que la autoridad haga clasificaciones como si una vida valiera más que la otra y públicamente exija investigación rápida y pronta para unos pocos y olvide a los otros.
En Tijuana, desde el 27 de abril al 8 de mayo se han cometido casi 50 homicidios, entre ellos un coreano asaltado en una casa de cambio y un estudiante del COBACH de solo 17 años, en ninguno de los casos la gobernadora ha utilizado sus redes sociales para exigir justicia pronta.
Es un hecho que la Fiscalía General del Estado utiliza una estrategia mediática para resolver los homicidios que suceden en todo el estado, de hecho solo aquellos que logran notoriedad pública o en redes sociales son los que tienen avances tan rápidos como los de los tres turistas asesinados en Ensenada.
Los ciudadanos nos merecemos tener tranquilidad para hacer nuestras tareas diarias, esa forma selectiva de la autoridad que prefiere el protagonismo en redes sociales es bueno para quien se dedica a otros asuntos, pero no para quienes gobiernan.
La sangre de los 50 ciudadanos mexicanos que han asesinado en Tijuana y que no obtienen justicia ni exigencia de la gobernadora y acción de la Fiscalía, mancha igual la imagen de las dos señoras que la de los turistas. ¡Es igual!, ¡Es lo mismo!
Los ciudadanos no merecemos que la justicia sea selectiva por razón de origen, sexo, edad, creencias, actividad laboral o posición económica.